Ocultaban metanfetamina en un camión de tomates decomisado en Tijuana

¿Cómo pasó desapercibido un cargamento de más de media tonelada de metanfetamina en plena carretera? Las autoridades federales desvelaron este domingo un operativo que parece sacado de una serie policiaca: un tractocamión, aparentemente dedicado al transporte de tomates, escondía bajo falsos compartimentos 564 paquetes de la peligrosa sustancia. El conductor, un hombre de 41 años, fue interceptado en el Boulevard 2000 de Tijuana, pero ¿quién más está detrás de este envío millonario?

Fuentes del Gabinete de Seguridad confirmaron a este medio que el vehículo procedía de Sinaloa, epicentro del narcotráfico mexicano. Durante la revisión rutinaria, los agentes detectaron anomalías en la estructura inferior del remolque refrigerado. “Las soldaduras no coincidían con el diseño original”, reveló un oficial bajo condición de anonimato. ¿Cuántos viajes similares habrán realizado antes sin ser detectados?

El decomiso, valorado en 308 millones de pesos, representa un golpe contundente a las finanzas del crimen organizado. Sin embargo, expertos consultados cuestionan la efectividad real de estas intervenciones. “Por cada cargamento incautado, tres logran cruzar”, advierte el analista en seguridad Eduardo Guerrero. Documentos obtenidos por esta redacción muestran que las rutas por Tijuana han experimentado un aumento del 27% en el tráfico de estimulantes durante el último semestre.

Mientras el detenido enfrenta procesos legales, las preguntas persisten: ¿Se trata de un operativo aislado o forma parte de una red más amplia de distribución? Testigos en la zona reportaron la presencia de vehículos sospechosos rondando el área horas antes de la intervención, sugiriendo posibles vigías. La Fiscalía General mantiene silencio sobre posibles vinculaciones con cárteles, aunque fuentes militares no descartan la participación de la organización Jalisco Nueva Generación.

Este caso expone nuevamente las sofisticadas técnicas de camuflaje utilizadas por los narcotraficantes, que cada vez invierten más en adaptar vehículos de transporte legal. La pregunta que queda flotando es clara: ¿Están las autoridades realmente ganando esta batalla, o simplemente interceptando una fracción mínima del problema?