Kanye West enfrenta segunda demanda por agresión sexual de su exasistente

Lauren Pisciotta, excolaboradora del polémico rapero, amplió su denuncia inicial con testimonios escalofriantes: presiones sexuales, tocamientos no consentidos y un presunto intento de tráfico humano durante la producción del álbum Donda en un hotel de San Francisco.

Documentos judiciales filtrados a TMZ detallan episodios de violencia de género, incluyendo masturbación forzada y coerción bajo amenaza implícita. “Su poder en la industria era un arma”, declaró Pisciotta sobre los supuestos abusos ocurridos en 2023.

La demanda enmienda acusa al artista de crear un entorno laboral tóxico, donde el acoso verbal y físico habría sido sistemático. En un incidente particularmente grave, West habría irrumpido en su habitación para someterla sexualmente, aprovechando su posición de autoridad.

Este caso se vincula con la ola de denuncias contra figuras del entretenimiento, incluyendo al productor Sean Combs, actualmente investigado por delitos similares. Pisciotta alega que ambos magnates normalizaban el intercambio de favores sexuales en la industria musical.

El silencio del equipo legal de Ye contrasta con sus anteriores declaraciones, donde tacharon las acusaciones de “fabricaciones oportunistas”. Sin embargo, analistas jurídicos señalan que la acumulación de testimonios podría derivar en acciones penales.

El escándalo profundiza la crisis del otrora icono cultural, cuyo comportamiento errático —desde discursos de odio hasta asociaciones con extremistas— lo ha convertido en un paria corporativo. Marcas como Adidas y Balenciaga rompieron contratos millonarios tras sus polémicas públicas.

Este caso reaviva el debate sobre la impunidad en Hollywood y la urgencia de protocolos contra el acoso en industrias creativas. Mientras, colectivos feministas exigen transparencia judicial: “El #MeToo no fue una moda, es un movimiento”, declaró la abogada de Pisciotta.