Luis Romo confía en que Chivas aporte jugadores al Mundial

En un giro cómico de la realidad donde el fútbol se convierte en una farsa burocrática, Luis Romo, ese polifacético actor que hoy hace de mediocampista y mañana de defensa (porque en el futbol mexicano los roles son tan flexibles como la ética de los árbitros), ha declarado con solemnidad digna de un discurso de Estado que “lo que hagas en tu club te proyecta al Mundial”. ¡Revelación! ¿Acaso no era obvio que para ir al torneo planetario hay que patear bien el balón? ¡Qué profundidad analítica!

El jugador, miembro de ese equipo que presume de ser “de pura cepa mexicana” (aunque a veces juegue como si fueran extranjeros en su propio país), sueña con “complicarle la vida al ‘Vasco’ Aguirre”. ¡Magnífico objetivo! Porque, claro, lo que necesita la selección es más confusión en la convocatoria, más nombres para que el técnico pueda rascarse la cabeza y elegir al azar, como en esos sorteos de la Lotería Nacional que tanto nos entretienen.

Romo, en un arranque de patriotismo que emocionaría hasta al más cínico, habla de “sentir ese orgullo de estar en tu país y con tu gente”. ¡Qué conmovedor! Aunque uno no puede evitar preguntarse si ese mismo orgullo incluye aceptar que México lleva décadas estrellándose en octavos de final, como un coche sin frenos bajando el cerro de la mediocridad.

Y mientras el AKRON, ese templo del espectáculo donde a veces también juegan al fútbol, se prepara para albergar otro partido de la selección, los aficionados seguiremos creyendo que esta vez sí, que el “proyecto encaminado” no terminará, como siempre, descarrilado en el primer bache.

¡Ah, el fútbol mexicano! Donde la ilusión supera a la realidad, los discursos a los goles, y donde cada cuatro años descubrimos que, después de todo, el Mundial solo era un espejismo… hasta el próximo ciclo.