Zacatecas denuncia exclusión política por proteger su patrimonio

¿Qué ocurre cuando una ciudad prioriza su legado histórico sobre intereses políticos? Zacatecas vive esta paradoja: su ayuntamiento, liderado por el panista Miguel Ángel Varela, detuvo un megaproyecto de 3,600 millones de pesos que comprometía su declaratoria UNESCO, desatando una guerra silenciosa con el gobierno morenista de David Monreal.

La tensión escaló hasta convertirse en un boicot institucional. Eventos federales en la zona metropolitana excluyen sistemáticamente al alcalde, mientras programas sociales evitan la capital. “No es gobernar, es venganza infantil”, denuncia Varela, quien compara la situación con un tablero de ajedrez donde las piezas ciudadanas son sacrificadas por rencillas partidistas.

El conflicto revela una falla estructural: en lugar de crear sinergias, los diferentes niveles de gobierno compiten como startups rivales. Mientras el estado impulsaba un segundo piso faraónico, el municipio protegió el subsuelo histórico que atrae turismo global. ¿Dónde queda el interés público cuando la política se reduce a una pulseada de egos?

La ironía llega en agosto: Zacatecas albergará el Festival de Ciudades Patrimonio, evento que casi pierde por la obra cancelada. “Demostramos que desarrollo no significa destruir identidad”, afirma el edil, proponiendo un modelo donde infraestructura y conservación dialoguen, no colisionen.

Este caso plantea un desafío disruptivo: ¿podrían los sitios patrimonio crear alianzas transnacionales que trasciendan gobiernos locales? Imaginen una red de ciudades UNESCO con capacidad técnica y financiera autónoma, blindada contra vaivenes políticos. Mientras tanto, Varela apuesta por lo contraintuitivo: usar el conflicto como vitrina para redefinir el desarrollo urbano del siglo XXI.