Rayados condena amenazas de muerte contra la árbitra Katia García

En mi larga trayectoria cubriendo el fútbol mexicano, pocas veces he visto un caso que ejemplifique mejor la toxicidad que puede generarse en las redes sociales como el que vivió la árbitra Katia Itzel García. Los Rayados de Monterrey, con un gesto que debería ser norma y no excepción, emitieron un comunicado oficial rechazando categóricamente las amenazas de muerte que recibió la silbante tras su actuación en el partido contra Cincinnati por la Leagues Cup.

Recuerdo un caso similar en 2018 con otro colegiado, donde las amenazas escalaron hasta requerir protección policial. Katia mostró valentía al exponer las capturas de pantalla donde supuestos aficionados del Monterrey -no representativos de la mayoría- cruzaban la línea entre la pasión y el delito. La FMF, en un movimiento tardío pero necesario, secundó la condena. Esto evidencia un patrón recurrente: tras cada decisión arbitral controvertida, sigue la tormenta digital. La lección es clara: como sociedad futbolera, debemos separar el debate deportivo de la agresión personal.

El verdadero reto no está en los comunicados reactivos, sino en la educación constante a la afición. En mis años siguiendo la Liga MX, he aprendido que los equipos tienen el poder -y la obligación- de liderar este cambio cultural desde sus bases.