Iztapalapa enfrenta la gentrificación con urgencia de políticas disruptivas

¿Qué pasaría si la gentrificación no fuera un problema, sino una oportunidad para reinventar las ciudades? La alcaldesa de Iztapalapa, Aleida Alavez, desafía la narrativa tradicional al exponer cómo este fenómeno, usualmente asociado con zonas céntricas, está transformando las periferias de la Ciudad de México. En lugar de resistirse al cambio, propone una revolución urbana: convertir la crisis habitacional en un laboratorio de innovación social.

Durante los Diálogos contra la Gentrificación, Alavez reveló una paradoja: mientras el centro expulsa a sus residentes, Iztapalapa se convierte en un imán para quienes buscan vivienda digna. Pero aquí está el detalle disruptivo: ¿y si en lugar de frenar la migración interna, la convertimos en un motor de desarrollo?. La edil critica la falta de políticas públicas visionarias que vayan más allá de lo reactivo. “Necesitamos redensificar con inteligencia: edificios modulares, cooperativas de vivienda y tecnología blockchain para regularizar terrenos”, sugirió, rompiendo con soluciones convencionales.

El diputado Paulo García añadió una capa más audaz: imaginemos una ley de rentas justas con algoritmos que ajusten precios según ingresos. Mientras, los residentes, verdaderos expertos en resiliencia urbana, plantearon ideas radicales: desde comunidades autogestionadas hasta el uso de terrenos ociosos para viviendas temporales. “No somos víctimas, somos pioneros de un nuevo modelo urbano”, declaró Dulce, participante del foro.

Este no es solo un debate sobre gentrificación. Es un llamado a repensar las ciudades desde la periferia, donde surgen las soluciones más creativas. ¿Estamos listos para escuchar?