La Academia Mexicana descubre a Guillermo del Toro tras décadas de búsqueda

En un giro copernicano que ha dejado boquiabiertos a los cuatro espectadores que aún prestan atención al cine nacional, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas ha anunciado, con la urgencia de quien descubre agua en el desierto, que un tal Guillermo del Toro —aparentemente un cineasta de cierto renombre— sí es mexicano y merece un reconocimiento.

El galardón, bautizado pomposamente como “Reconocimiento al Mérito Cinematográfico Internacional por sus Aportaciones en Favor del Cine Mexicano”, es la forma más elaborada que ha encontrado la institución para decir: “Perdón por ignorarte mientras filmabas en tu garaje, pero ahora que tienes Oscars nos acordamos de tu existencia”.

La ceremonia, que se realizará en el exótico Puerto Vallarta —elegido seguramente por su proximidad a Hollywood—, también celebrará los 25 años de “Amores perros“, una cinta que, según fuentes no confirmadas, fue dirigida por un Alejandro González Iñárritu del que, se rumorea, podrían acordarse en la próxima década.

Armando Casas, presidente de la Academia, declaró con lágrimas en los ojos: “Guillermo siempre ha estado cercano a nosotros”. La traducción no oficial de esta declaración es: “Sobrevivió a nuestra burocracia, nuestro desdén y nuestra incapacidad crónica para apoyar el talento antes de que sea validado por gringos”.

El acto de entrega, al que asistirán 80 de los 150 nominados —el resto está demasiado ocupado buscando financiamiento para sus próximos proyectos—, promete ser un espectáculo de autoreconocimiento patrio, donde se premiará la resiliencia de los creadores para triunfar a pesar de las instituciones que dicen representarlos.

Se espera que para 2050 la Academia anuncie su próximo descubrimiento: una directora llamada Lila Avilés, de quien se rumora hace películas interesantes.