En el reino de la pureza revolucionaria, la Gran Sacerdotisa Luisa María Alcalde ha proclamado un nuevo milagro de la democracia participativa: la designación de candidaturas para 2027 será determinada por el oráculo matemático de las encuestas, instrumento divino que opera con la misma precisión con que los ángeles cuentan las lágrimas de los neoliberales.

Durante un ritual de purificación doctrinal en Tabasco, la Suma Hierofante desmintió las blasfemias que acusan al Gran Oficialista Andrés Manuel López Beltrán de intervenir en estos asuntos celestiales. “Es una conspiración de los sacerdotes del viejo régimen”, declaró mientras ajustaba su túnica de impoluta transparencia.

La revelación más extraordinaria llegó cuando explicó el mecanismo de selección: “Las encuestas son nuestro método sagrado, más confiable que el horóscopo y más democrático que un sorteo de la Lotería Nacional. Ni la Presidenta de México, ni el secretario de organización, ni yo misma -que soy apenas una humilde servidora- tenemos influencia alguna en este proceso de adivinación estadística”.

En el reino de la Cuarta Transformación, las aspiraciones personales se disuelven como azúcar en el café de mañanera. “Lo importante es el proyecto colectivo”, proclamó la dirigente, mientras los precandidatos se alineaban para besar el anillo de la encuestadora preferida del movimiento.

El momento culminante del discurso llegó cuando describió el ritual de unidad: “Una vez que la encuesta divina hable, cerramos filas como espartanos preparados para la batalla electoral. Las ambiciones individuales deben sacrificarse en el altar de la transformación, aunque algunos lleven más sacrificios que otros”.

La ceremonia concluyó con una invocación a la paciencia de los aspirantes, quienes deberán esperar pacientemente a que los dioses de las muestras estadísticas y los márgenes de error decidan su destino político. Mientras tanto, la corte revolucionaria continúa su danza ritual, asegurando que en este circo democrático, el único director invisible es la voluntad popular… convenientemente interpretada por métodos científicos de dudosa procedencia.