Silvia Pinal transformó el cine y su legado perdura
Se cumple un año del fallecimiento de la diva del cine mexicano Silvia Pinal, quien murió a los 93 años debido a complicaciones de salud originadas por una neumonía, lo que provocó dos colapsos pulmonares antes de su último suspiro.
Sus hijas, Alejandra Guzmán y Sylvia Pasquel, no han permitido que esta fecha pase desapercibida sin dedicar unas palabras a su progenitora. Ambas utilizaron sus respectivas cuentas de Instagram para compartir un mensaje en su memoria.
“Madre, ha transcurrido un año, pero mi corazón percibe que fue ayer cuando te vi por última vez. No imaginas cuánto te necesito; añoro tus consejos, tu risa y esa mano firme que siempre me sostuvo. Te extraño de manera tan intensa que duele, pero me sostengo en el amor infinito que me legaste. Te amo, mi hermosa Pinal, un beso hasta el cielo ¡Sin ti pero eternamente contigo, mamá!”, expresó la mayor de ellas.
Alejandra Guzmán fue más discreta, ya que únicamente publicó una imagen de Silvia Pinal con un texto que decía: “Te extraño, gigante y espectacular”.
Además, Pasquel mencionó en una entrevista para “Venga la Alegría” que ella y su familia se reunieron en la tumba de Pinal, donde dedicaron un tiempo considerable a limpiar la cripta y a conversar con el espíritu de la primera actriz en el primer aniversario de su partida.
¿Cuál es la relevancia de Silvia Pinal en la cinematografía mexicana?
Silvia Pinal nació el 16 de septiembre de 1931 en la Ciudad de México. Desde una edad temprana inició su trayecto en el cine mexicano, con su primera participación menor en “El pecado de Laura” en 1949. La actriz fue un elemento fundamental en la denominada época dorada de la industria fílmica nacional, interviniendo en películas como “El rey del barrio” (1950), “Un rincón cerca del cielo” (1952) y “Yo soy muy macho” (1953).
Asimismo, Pinal colaboró en la trilogía dirigida por Luis Buñuel, siendo la protagonista de: “Viridiana” (1961), “El ángel exterminador” (1962) y la cinta “Simón del desierto” (1965), donde la primera se convirtió en un referente cinematográfico. La narrativa de esta obra parece emerger directamente de la mente de su director, ya que al abordar temas como la violación y explorar la sexualidad entrelazada con la religión, sumado al hecho de haber sido filmada en la España franquista, la situó en una posición de enorme controversia.















