Washington, D.C.– Este 15 de diciembre, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que redefine al fentanilo como una sustancia “más cercana a un arma química que a un narcótico”, al clasificarlo como Arma de Destrucción Masiva (WMD). La medida marca un cambio sustancial en la estrategia de Estados Unidos para combatir la crisis del opioide, al habilitar al gobierno federal a emplear todo su aparato legal, financiero, de inteligencia y de defensa contra las redes de tráfico.
De acuerdo con el documento, la producción y distribución del fentanilo es atribuida principalmente a redes criminales organizadas y cárteles, considerados una amenaza a la seguridad nacional. Si bien la orden no señala de forma directa a México, medios internacionales lo identifican como la principal fuente del fentanilo ilícito que ingresa a territorio estadounidense.
Fiscalía y finanzas: penas más severas y golpe a activos
La orden faculta al Fiscal General para perseguir penalmente a los traficantes con aumentos de sentencia y cargos más severos. En paralelo, los secretarios de Estado y del Tesoro podrán congelar activos y perseguir a instituciones financieras que faciliten o respalden el tráfico de esta sustancia.
Mayor rol del Pentágono y uso de inteligencia WMD
La clasificación como WMD empodera al Departamento de Defensa (Pentágono) y a las agencias de inteligencia. El Secretario de Guerra deberá actualizar directivas militares para incorporar al fentanilo dentro de la respuesta a incidentes químicos, mientras que el Departamento de Seguridad Nacional utilizará inteligencia de no proliferación para identificar y desarticular redes de contrabando. La orden también abre la puerta a una cooperación más estrecha entre Defensa y el Departamento de Justicia, con mayor presión en la frontera.
Antecedentes operativos y controversia
La medida se suma a la designación previa de cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Desde septiembre, la administración reporta más de 20 ataques contra presuntos buques de drogas en el Caribe y el Pacífico, con un saldo superior a 80 muertes. No obstante, estas acciones han generado controversia legal y rechazo social: una encuesta de Reuters/Ipsos muestra que una amplia franja de la población se opone a una campaña militar letal contra embarcaciones.
La justificación sanitaria
La orden sostiene su decisión en la letalidad extrema del fentanilo: una dosis mortal puede ser de apenas dos miligramos, equivalente a 10–15 granos de sal. En Estados Unidos, cientos de miles de personas han muerto por sobredosis, y el fentanilo se ha convertido en la principal causa de muerte entre adultos de 18 a 45 años.
Con esta redefinición, Washington busca elevar el umbral de respuesta del Estado frente a la crisis del fentanilo. El alcance real de la medida —en términos de reducción del tráfico, impacto en la salud pública y tensiones legales e internacionales— dependerá de su implementación y del escrutinio judicial y social que acompañe a la nueva estrategia.



















