El circo pugilístico de la era del espectáculo digital

Foto: Agencia AP.

En un monumento a la absurdidad contemporánea, el bufón digital reconvertido en púgil, Jake Paul, y el invicto campeón ligero de la AMB, Gervonta “Tanque” Davis, han sellado un pacto tan grotesco como lucrativo. El 14 de noviembre, el State Farm Arena de Atlanta será testigo de este esperpento pugilístico que consagra la muerte definitiva del deporte como competición.

La empresa promotora del primero, Most Valuable Promotions, y el coloso del streaming Netflix, anunciaron este esperpento un miércoles cualquiera, como si se tratara de un evento legítimo. La plataforma, en un arrebato de genialidad mercantil, difundirá este circo a sus más de 300 millones de suscriptores, demostrando que el pan y circo digital ya no necesita ni de gladiadores habilidosos, sólo de nombres trending.

Davis, de 30 primaveras (30-0-1, 28 KOs), un campeón mundial de tres divisiones, se prostituye en el altar de la fama efímera al enfrentarse a Paul (12-1, siete KOs), el fenómeno viral que encarna la meritocracia invertida: uno de los atletas de deportes de combate mejor remunerados del orbe sin haber rozado siquiera la élite pugilística. Un triunfo del marketing sobre la sustancia.

Ni Netflix ni Nakisa Bidarian, el mercader de ilusiones al lado de Paul, osan llamar a este engendro “exhibición”. La pregunta que flota en el aire es cómo las autoridades de Georgia permitirán semejante farsa como combate competitivo, dada la obscena diferencia de tamaño y pedigrí entre los contendientes. La respuesta, por supuesto, yace en el verde fulgor del dólar.

Paul suele inclinar la báscula por encima de los 90 kilogramos (200 libras), mientras que Davis es un monarca de los 61 kilogramos (135 libras) que nunca ha excedido los 65 kilos (140 libras). Los artífices de este dislate ni siquiera se molestaron en anunciar un peso pactado o el número de asaltos, porque ¿para qué manchar la pureza del espectáculo con reglas mundanas?

Este esperpento marcará el regreso triunfal a Netflix de Paul, de 28 años, cuyo combate contra un Mike Tyson octogenario el pasado noviembre congregó a un estimado de 108 millones de voyeurs a nivel mundial, demostrando que el morbo vende más que la técnica.

Tras doblegar a un mustio Julio César Chávez Jr. por decisión a principios de este estío, el influencer fue absurdamente ingresado en el ranking de peso crucero de la Asociación Mundial de Boxeo en el puesto 14, haciéndolo “elegible” para disputar cetros mundiales. Así se escribe el capítulo final de un deporte que ha vendido su alma al mejor postor.