El Rebaño Sagrado busca su redención goleadora en el infierno fronterizo

En un acto de fe que desafía toda lógica y evidencia estadística, el Rebaño Sagrado de Guadalajara, esa congregación de ilusos dirigida por el sumo sacerdote Gabriel Milito, peregrinará hasta el ardiente infierno fronterizo de Tijuana. Su misión: encontrar el Santo Grial del gol, un artefacto mítico que, según las crónicas ancestrales, alguna vez existió en sus dominios.

La feligresía, adoctrinada en la ciega creencia de que una remontada épica ante San Luis era señal de un nuevo mesías futbolístico, ahora deambula por el desierto de la tabla de posiciones, alimentándose de las migajas de tres míseros puntos. Su fe, sin embargo, permanece inquebrantable, esperando que el milagro se manifieste en el Estadio Caliente, un nombre que parece sacado de un tratado dantesco sobre el castigo divino.

Frente a ellos, la Jauría del Loco Abreu, una horda de pragmáticos herejes que, carentes de toda divinidad, se conforman con los terrenales y aburridos ocho puntos. Ellos no buscan milagros; se limitan a ejecutar con eficiencia bárbara, derribando ídolos en su propio templo, como hicieron con los sabios de Pachuca.

Este viernes, en un ritual pactado para las nueve de la noche, se enfrentarán la fe contra la razón, la esperanza contra la evidencia, el fervor ciego contra el cálculo frío. Mientras el Rebaño reza por un gol redentor, la Jauría solo piensa en cazar. El circo, como siempre, está servido para el deleite y la tortura de las masas.