El sublime absurdo de batallar por un trofeo en el coliseo Snapdragon

El sublime absurdo de batallar por un trofeo en el coliseo Snapdragon

En un alarde de precisión que envidiarían los relojeros suizos, los altos sacerdotes del balompié confederado han decretado con solemnidad casi papal los exactísimos instantes en que los felinos universitarios y la neonata entidad de San Diego se despedazarán mutuamente por el honor de avanzar en la sacra Copa de Campeones. Todo, por supuesto, en aras de un trofeo cuya relevancia debe explicarse con PowerPoint y un puñado de hashtags.

El primer acto de esta epopeya transcontinental tendrá lugar un martes 3 de febrero, a la hora en que las familias normales cenan, específicamente a las 20:00 horas en el santuario del Estadio Snapdragon. Nombre que, por cierto, sugiere que el espíritu del deporte rey ahora se aloja en un procesador de teléfonos inteligentes. Los aficionados de la Ciudad de México, en un gesto de devoción globalizada, deberán ajustar sus relojes biológicos para las 22:00, porque la modernidad exige que el fútbol se vea en horario de telenovela.

La vuelta, o cómo vender la misma ilusión con distinto huso horario

La réplica, en un giro narrativo que nadie anticipó, ocurrirá justo una semana después. El martes 10 de febrero, a las 19:00 horas, el Estadio Olímpico Universitario —templo de glorias pasadas y presente mercantil— abrirá sus puertas para presenciar si el orgullo local puede doblegar al recién llegado, un club que parece más un proyecto de mercadotecnia que una institución con historia. La poesía del choque es innegable.

El sorteo: donde el destino de los héroes se decide en una pecera en Miami

Todo este monumental teatro fue orquestado por el oráculo moderno: un sorteo celebrado un martes 9 de diciembre en las luminosas oficinas de Miami, Florida. Allí, bolas giratorias y manos bien trajeadas determinaron que el afortunado vencedor de este duelo entre tradición y capital fresco tendrá el sublime privilegio de medirse al Toluca en los octavos de final. Una recompensa tan grandiosa que se disputará en marzo, mes tradicionalmente consagrado a… seguir llenando el calendario con más eventos televisables.

Así, entre husos horarios calculados al milisegundo y enfrentamientos diseñados por algoritmos de audiencia, el gran circo del fútbol confederado avanza. Porque lo importante, al final, no es la esencia, sino que el espectáculo —y sus patrocinadores— estén debidamente sincronizados.

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