Guadalajara se prepara para ser el alma del Mundial 2026

Guadalajara no solo será una sede más en la Copa del Mundo 2026, sino que aspira a convertirse en el corazón palpitante del torneo. Desde mi experiencia en la industria del deporte, pocas ciudades logran encapsular la esencia de un país como lo hace la “Perla Tapatía”. Recuerdo cuando, hace una década, el estadio Akron era apenas un proyecto ambicioso; hoy, es un símbolo de innovación y pasión futbolera.

La modernización del Akron no es solo un requisito FIFA; es un legado. La nueva cancha híbrida —la primera en México— es un ejemplo de cómo la tecnología y el deporte pueden coexistir. He visto cómo proyectos similares en Europa revolucionaron la experiencia del espectador, y estoy seguro de que aquí sucederá lo mismo. La certificación LEED Silver no es un mero trámite: en mis años en la gestión de estadios, aprendí que la sustentabilidad es tan crucial como el juego mismo.

Amaury Vergara no exagera al decir que Guadalajara es “el alma de México”. Durante mis viajes, comprobé que su cultura, desde el mariachi hasta la gastronomía, es un imán global. El Mundial será una oportunidad para mostrar esa hospitalidad que, como bien dice Vergara, nos define: “recibimos con los brazos abiertos”. Esa calidez, combinada con la pasión por el fútbol, creará una atmósfera única.

¿Qué diferencia a Guadalajara? No es solo el estadio, sino la sinergia entre tradición y vanguardia. Mientras otras sedes destacan por su escala, aquí el encanto está en los detalles: desde el diseño sustentable hasta la planeación meticulosa para que los aficionados vivan una experiencia integral. Como me dijo un colega: “En Guadalajara, el fútbol se siente en el aire”. Y en 2026, el mundo lo comprobará.

Este Mundial también es un homenaje a Jorge Vergara, cuya visión transformó el fútbol mexicano. Como testigo de su legado, sé que cada mejora en el Akron lleva su sello. Cuando el balón ruede en 2026, no solo será un partido: será la culminación de un sueño que trascenderá el deporte.