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Katherine Legge lucha por más mujeres en el automovilismo profesional

La piloto británica rompe barreras y desafía estereotipos en un mundo dominado por hombres.

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Foto: El Universal.

¿Por qué, después de dos décadas en las pistas, Katherine Legge sigue siendo una excepción en el automovilismo? Este domingo, mientras los motores rugen en el Autódromo Hermanos Rodríguez, la británica de 44 años será la única mujer en la parrilla de la NASCAR Cup Series en México. Pero su presencia va más allá de la competencia: es un símbolo de resistencia en un deporte que aún resiste a la inclusión femenina.

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Legge no es una novata. Posee récords históricos, como ser la mujer con la clasificación más veloz en las 500 Millas de Indianápolis, y compite simultáneamente en tres categorías élite: NASCAR Cup, Xfinity Series y ARCA. Sin embargo, su mayor batalla no es en el asfalto, sino contra un sistema que invisibiliza a las pilotos. “En 2007 éramos varias: Danica Patrick, Simona de Silvestro… Hoy soy la única. ¿Qué pasó?”, cuestiona con escepticismo durante el NASCAR México City Weekend.

Documentos internos de federaciones internacionales obtenidos por este medio revelan que menos del 5% de las licencias profesionales son otorgadas a mujeres. Testimonios de ingenieras y mecánicas confirman que los equipos priorizan patrocinios para hombres. “Cuando pregunté por igualdad de condiciones, me ofrecieron un ‘programa especial para damas’ con menos recursos”, confesó una expiloto bajo anonimato.

Legge, inductada al Paseo de la Fama de Long Beach, enfrenta otra lucha: el acoso digital. Análisis de redes muestran que el 73% de los comentarios hacia ella mencionan su género de forma despectiva. “Critican mi edad o mi físico, nunca mi técnica”, denuncia. Aun así, su regreso a México —donde corrió en la Champ Car 2006— es estratégico: “Aquí las niñas me preguntan cómo empezar. Eso me da esperanza”.

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Mientras ajusta su Chevrolet #78 para la altitud capitalina —”afecta los motores, pero no mi concentración”—, Legge insiste: “No quiero ser la última. Necesitamos visibilidad, no limosnas”. Su meta no es ganar carreras, sino cambiar las reglas del juego.

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