La Selección Mexicana enfrenta una crisis de resultados

La Adversidad: Una Lección que Llega en el Momento Crucial

En mis años siguiendo de cerca el pulso del futbol mexicano, he aprendido a reconocer el sonido del descontento genuino. No es solo ruido; es un termómetro infalible. Lo que se vivió en el Estadio Akron tras el empate con Ecuador fue la crónica de una frustración anunciada. Los abucheos y el “Fuera Aguirre” coreado al unísono no surgen de la nada. Son la consecuencia acumulada de ver a un equipo que, a ocho meses del Mundial, parece haber perdido el rumbo y, lo que es más preocupante, la identidad.

Recuerdo otras etapas complicadas, pero lo que define esta racha de cuatro partidos sin victoria es el contexto. No es lo mismo no ganar en un proceso de renovación que hacerlo a las puertas de la cita más importante. Los números son elocuentes y, en este oficio, no mienten: tres goles a favor por siete en contra hablan de problemas profundos en ambos extremos del campo. Anécdotas personales me han enseñado que cuando la defensa es frágil y el ataque es estéril, estás ante una tormenta perfecta.

Más Allá de los Resultados: La Justificación y la Realidad

He escuchado muchas justificaciones a lo largo de los años. La del entrenador, sobre enfrentar “rivales de altura” en lugar de equipos “a modo”, tiene una parte de razón. La experiencia me dicta que estas pruebas duras son necesarias para templar el carácter. Sin embargo, también sé que en la élite no se premia la intención, sino la efectividad. Perder o empatar consecutivamente, sin mostrar una evolución clara o un plan de juego identifiable, erosiona algo más valioso que los puntos: la confianza.

Una lección que tengo grabada a fuego es que un vestuario puede soportar malos resultados si ve un proyecto; pero se resquebraja cuando la hoja de ruta se vuelve difusa. Declaraciones como que los abucheos “los van haciendo fuertes” suenan bien en teoría, pero en la práctica, desde mi perspectiva, pueden percibirse como una desconexión con el sentir de una afición que lo da todo.

El Camino por Delante: Un Espejo Reflejado en el Pasado

Lo que viene ahora, los duelos ante Uruguay y Paraguay, no son simples amistosos. Son exámenes finales. Son la última oportunidad para enderezar el barco antes de que el reloj del Mundial marque la hora de la verdad. He visto equipos resurgir de situaciones peores, pero siempre hubo un punto de inflexión claro: una victoria trabajada, una reacción de orgullo, un cambio táctico audaz.

La sabiduría que da el tiempo me dice que el verdadero problema no son los cuatro partidos sin ganar. El problema subyacente es la falta de una respuesta contundente dentro del terreno de juego. El camino al Mundial 2026 está plagado de incertidumbre, y la fe de millones de aficionados pende de un hilo que se afina con cada resultado adverso. El momento de la verdad ha llegado, y las excusas ya no tienen cabida.

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