Laura Burgos repite hazaña y alza el cetro mundial de Muay Thai

En un giro cómico del destino, el universo deportivo confirmó hoy su rendición incondicional ante Laura Burgos López, la mexicana que convierte rivales en figuritas de colección. Con la solemnidad de un notario y los puños de una hidra, la bicampeona firmó su acta de dominación global en Turquía, donde derrotó a Ezgi Kelez con la elegancia de un elefante en una cacharrería (es decir: arrasando todo a su paso).

La escena tenía todos los ingredientes de un drama griego: una local hambrienta de gloria, un público que silbaba como cafetera industrial y una neoleonesa que, en lugar de sudar adrenalina, destilaba puro tequila competitivo. “Fue duro”, admitió Burgos después, mientras lustraba su segunda medalla de oro con el aliento, porque en México hasta los trofeos exigen autenticidad.

¿El secreto de su éxito? Según fuentes cercanas (o sea, su reflejo en el espejo), la campeona entrena levantando cerros mientras recita poemas de Sor Juana. Ahora su mirada está puesta en Chengdú 2025, donde promete convertir el podio en un altar a la virgen de Guadalupe deportiva. Mientras tanto, Turquía sigue buscando los pedazos de su orgullo entre las cuerdas del ring.

“Este título es para México”, declaró la gladiadora, omitiendo que también es para: 1) Su entrenador, 2) Su fisioterapeuta, 3) El taquero que le prepara los burritos de poder, y 4) Las leyes de la física que intentaron –y fallaron– frenar sus patadas voladoras.