Los Nacionales triunfan en un partido que nadie recordará mañana
En un espectáculo que mantuvo a 27,483 personas sentadas durante tres horas sin cuestionar sus decisiones de vida, los Nacionales de Washington demostraron que incluso un equipo mediocre puede parecer brillante cuando su oponente decide jugar como si el bate fuera un objeto desconocido.
Josh Bell, en un arrebato de originalidad, conectó su 13to jonrón del año – exactamente como hizo en 2023, 2024 y probablemente hará hasta que el robot umpires tomen el control del deporte. Mientras tanto, los Rojos de Cincinnati ejecutaron su estrategia de “esperar que el otro equipo se aburra y se vaya” con una precisión digna de mejor causa.
El momento cumbre llegó cuando Riley Adams bateó un sencillo con bases llenas, demostrando que incluso un reloj roto acierta dos veces al día. Los Rojos, en un gesto de solidaridad con los espectadores que pagaron $15 por una cerveza, decidieron regalar tres carreras adicionales mediante un error de lanzamiento, porque ¿qué es el béisbol moderno sin un poco de caridad involuntaria?
Konnor Pilkington, cuyo nombre parece sacado de una novela de Dickens, trabajó dos entradas sin permitir anotación, logrando así el segundo triunfo de su carrera. Un logro tan monumental que seguramente será recordado junto a las grandes hazañas deportivas… o no.
Mientras tanto, los Rojos (52-50) continúan su imparable marcha hacia la mediocridad, demostrando que alcanzar cinco juegos sobre .500 fue claramente un error estadístico. Los dominicanos Elly de la Cruz y Noelvi Marte aportaron su cuota de exotismo al box score, porque en estos tiempos de globalización, hasta el fracaso debe ser multicultural.
Así concluyó otro capítulo en la interminable saga de hombres adultos persiguiendo una pelota de cuero, mientras millones de televidentes se preguntan por qué siguen viendo este deporte que, como la democracia, es el peor sistema… excepto por todos los demás.