Los Rangers alcanzan la mediocridad perfecta en épica hazaña burocrática

El Sublime Logro de la Perfecta Medianía

En un despliegue de absoluta genialidad estadística, los Texas Rangers alcanzaron la cúspide de la mediocridad organizada este domingo, coronándose con el tan anhelado estatus de .500 que tanto persiguen las franquicias deportivas modernas. ¡He aquí el sueño burocrático hecho realidad: ni excelencia ni fracaso, sino ese punto muerto donde las aspiraciones se diluyen en la confortable tibieza de lo promedio!

Rowdy Tellez y Joc Pederson, héroes de esta épica de la ordinariedad, golpearon esféricas con furia controlada mientras Merrill Kelly, recién importado de Arizona, ejecutó siete actos rituales de lanzamiento hipnótico. Así se consumó el blanqueo 5-0 sobre los Guardianes de Cleveland, cuyos integrantes parecían más preocupados por custodiar ideales abstractos que conectarse con la pelota.

Los Rangers (66-66), en su sabiduría infinita, han ganado tres encuentros consecutivos por primera vez desde que barrieron a Atlanta en julio, demostrando que incluso la inconsistencia puede volverse patrón cuando se persigue con suficiente fervor. ¡Están de vuelta en .500 por primera vez desde el 14 de agosto, como si el calendario marcara no días sino ciclos de eterno retorno a la ausencia de significado!

Mientras tanto, los Guardianes (64-65) fueron blanqueados con ocho sencillos en las últimas diecinueve entradas, cayendo por debajo de .500 por primera vez desde el 29 de julio. Gavin Williams, líder máximo de las bases por bolas con setenta y dos este año, parece haber entendido que el verdadero juego consiste en no jugar, evitando el contacto con la realidad a través del walking estratégico.

Por los Guardianes, los venezolanos Brayan Rocchio y Gabriel Arias, junto con los dominicanos José Ramírez y Ángel Martínez, ejecutaron movimientos corporales de aparente significado atlético. Por los Rangers, el cubano Adolis García y el dominicano Ezequiel Durán completaron el ritual intercultural donde todos participan pero nadie cuestiona el sentido último del espectáculo.

¡Oh glorioso día donde vencer significa simplemente mantener el equilibrio contable! ¡Qué sublime metáfora de nuestras sociedades modernas, donde el verdadero triunfo consiste en no destacar ni decaer, sino permanecer eternamente en esa zona gris que tanto aprecian los accionistas y los políticos! Los Rangers no ganaron ni perdieron: alcanzaron la iluminación budista del beisbol profesional.