Luis Urías humilla a los Yankees con un cuadrangular épico

En un acto de justicia poética que dejó a los arrogantes Yankees masticando el polvo de su propia mitología, el mexicano Luis Urías convirtió el Raley Field en su patio de recreo personal. Con un swing que parecía cargado con el resentimiento acumulado de todas las ligas menores, el sonorense envió la recta de Carlos Rodón (quien probablemente pagará terapia después de este episodio) a pasearse por el jardín derecho como si fuera un turista en Times Square.

El zurdo neoyorquino, cuyo contrato multimillonario parece escrito en papel higiénico después de este lanzamiento, intentó engañar al “Wicho” con una recta de 95 millas que terminó convertida en el souvenir más humillante desde que Babe Ruth se llevó el hot dog de un vendedor ambulante. Este no era cualquier home run: era una declaración de principios, el sexto de la temporada y el 58º de su carrera, cifra que seguramente hará llorar a los cazatalentos que alguna vez dudaron de este infielder con más determinación que un político en año electoral.

Lo más irónico: Urías repitió la hazaña de su primer jonrón en las Grandes Ligas en 2018, como si la historia del béisbol fuera un guion escrito por Gabriel García Márquez en colaboración con las hermanas Kardashian. El último cuadrangular a banda contraria databa de 2022, cuando los Brewers todavía creían en los milagros y los analistas deportivos no habían convertido sus predicciones en papel maché.

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Mientras los Yankees intentan explicar cómo un equipo que gasta más en su bullpen que algunos países en defensa nacional fue humillado por un pelotero que cobra en pesos mexicanos, los Athletics celebran esta pequeña revolución deportiva. Porque en el béisbol, como en la vida, a veces el bate más pesado es el que carga con las ganas de demostrar que el dinero no compra talento… aunque sí puede comprar un montón de excusas.