Tigres contrata a un cazatalentos español para su cantera

En un giro que nadie esperaba (o quizá todos, porque en el fútbol las sorpresas son tan predecibles como un penal fallado), los Tigres han decidido que su cantera necesita un toque de sofisticación ibérica. Así pues, presentan al Julián Expósito, un hombre cuyo currículum es tan extenso que podría usarse como pasarela en un desfile de moda de directores técnicos.

El club, famoso por su obsesión por lo europeo (aunque juegue en México), ha fichado a este arquitecto de futbolistas que, según sus credenciales, ha dejado su huella desde Úbeda hasta Riyadh, pasando por mil y una academias donde, presumiblemente, enseñó a los niños a patear balones con acento castellano.

Lo más hilarante de todo es que Expósito no viene solo con su maleta de metodologías revolucionarias, sino con un pasaporte lleno de sellos que harían palidecer a un diplomático. Serbia, Alemania, Italia, Sudáfrica, Noruega y China son solo algunos de los lugares donde este hombre ha esparcido su sabiduría futbolística, como si fuera un San Francisco Javier del toque.

Y mientras los aficionados se preguntan si este señor logrará que las fuerzas básicas dejen de ser el cementerio de promesas que suelen ser en México, uno no puede evitar imaginar al pobre Julián enfrentándose a la burocracia deportiva local, donde los “proyectos a largo plazo” duran menos que un técnico en el Rebaño Sagrado.

Lo cierto es que, entre tanta pompa y circunstancia, solo queda una duda: ¿Logrará Expósito convertir a los Tigres en la fábrica de cracks que nunca ha sido, o terminará escribiendo otro capítulo de esa tragicomedia llamada “El fútbol mexicano y su eterno complejo de inferioridad”? El tiempo, como un árbitro comprado, lo dirá.