Ángela Aguilar exige ser llamada “Señora González” con orgullo conyugal

En un giro digno de telenovela barroca, Ángela Aguilar, la princesa de la música regional, ha declarado la guerra a los rezagados del siglo XX que insisten en llamarla “señorita”. A punto de cumplir un año de su matrimonio relámpago con Christian Nodal —ese romance que hizo llorar a los algoritmos de Twitter—, la intérprete exige su nuevo título nobiliario: “Señora González”.

La boda, celebrada en 2024 entre lluvia de diamantes y patrocinios (con Marc Anthony de testigo, porque en el reino de la fama hasta los padrinos son influencers), fue tan mediática que hasta los memes se cansaron. Sin embargo, parece que el público no supera que la otrora “Angelita” ahora tenga… *sorpresa*… un anillo de compromiso.

“¿Señorita? ¡Qué atrevimiento!”, parece decir Aguilar mientras blande su alianza como si fuera el Santo Grial de la legitimidad conyugal. En un arranque de humor involuntario, confesó que hasta ella olvida sus 21 años, aunque no el apellido de su esposo: “González, con ‘G’ de golpe mediático”, podríamos añadir.

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La crítica social aquí es tan fina como un machete: en plena era de la deconstrucción, donde el matrimonio es casi una reliquia arqueológica, Ángela revive el debate de la identidad femenina ligada al hombre… pero con filtro de TikTok. ¿Tradición o postureo? El público, entre fascinado y perplejo, sigue comiendo palomitas.

Mientras tanto, Nodal —alias “el esposo cuyo apellido ahora es tendencia”— observa desde algún estudio de grabación, quizá componiendo un corrido tumbado sobre este nuevo capítulo: “Ya no soy el nodal de ayer, ahora soy el González de ella”. La revolución de los apellidos, al parecer, también va con autotune.