Brad Pitt vive su sueño de piloto con McLaren en la F1

La frontera entre el cine y el automovilismo se desdibuja cuando Brad Pitt, protagonista de la próxima película ambientada en la F1, cambia la pantalla por el asfalto. McLaren, rompiendo protocolos, le entregó las llaves del MCL60 2023 —el mismo monoplaza que pilotó Lando Norris— en el emblemático Circuito de las Américas. ¿Qué mejor manera de capturar la esencia de la velocidad que vivirla en carne propia?

Pero esto va más allá de un simple paseo: es un experimento audaz donde el arte imita a la vida con precisión quirúrgica. Durante su estancia en Austin, Pitt no solo convivió con talentos como Norris y Alex Dunne, sino que absorbió la cultura del deporte motor como un auténtico profesional. El equipo británico incluso diseñó un traje personalizado con sus iniciales, fusionando el glamour de Hollywood con la ingeniería de punta.

La película, donde Pitt encarna a un veterano que regresa a las pistas, desafía los límites de la producción cinematográfica. Durante dos años de rodaje, se utilizaron chasis de Fórmula 2 modificados por Mercedes para replicar la experiencia de la F1, mientras Pitt y su compañero Damson Idris acumulaban 10,000 kilómetros de pruebas. ¿Podría esta inmersión radical redefinir cómo se filman las escenas de acción en el futuro?

Este proyecto no es solo una película: es un manifiesto sobre cómo la pasión puede borrar las barreras entre disciplinas. Pitt, al volante de un bólido de ensueño, demuestra que los sueños no tienen por qué quedarse en la pantalla.