Cibad Hernández desmiente acusaciones sobre su relación con Alicia Villarreal

La revelación pública de la relación entre la cantante Alicia Villarreal y Cibad Hernández desató una tormenta de especulaciones y acusaciones en el entorno digital. Pero, ¿qué hay de cierto detrás de las etiquetas de “mantenido” y “bisexual” que le han sido impuestas? ¿Se trata de una campaña de desprestigio orquestada o simplemente el ruido habitual de las redes sociales?

La investigación de este caso revela una capa más profunda. La divulgación de la nueva vida amorosa de la exintegrante de Límite, luego de su complejo divorcio con Cruz Martínez tras dos décadas de matrimonio, no fue recibida con beneplácito por una fracción de su audiencia. Los cuestionamientos no se hicieron esperar: la diferencia de edad, la premura con la que se dio esta nueva unión y, sobre todo, los motivos del influencer.

Las acusaciones, sin embargo, trascendieron el mero comentario malintencionado. Francisco Cantú, un nombre previamente vinculado a Villarreal, utilizó sus propias plataformas para sembrar dudas sobre la preferencia sexual de Hernández y su situación económica, afirmando que compartía gastos de alquiler y sugiriendo que su orientación podría ser un problema para la artista.

Frente a esta embestida, Cibad Hernández optó por una defensa poco convencional en la esfera pública: la evidencia documental. En un movimiento que demuestra su formación legal, no solo desmintió categóricamente cada señalamiento, sino que exhibió su cédula profesional. Este documento prueba que se tituló como licenciado en Derecho en 2008, se especializó como abogado penalista y ejerce como criminalista.

¿Por qué recurrir a credenciales profesionales para defender una relación sentimental? La respuesta parece estar en la naturaleza de las acusaciones, que atacaban directamente su honorabilidad e independencia económica. “Nadie me paga la renta”, afirmó de manera contundente durante su testimonio.

Respecto a su estado civil, presentó una línea de tiempo verificable: su divorcio se concretó en septiembre de 2024, hace aproximadamente un año, lo que le otorga libertad legal para entablar una nueva relación. Sobre los rumores concernientes a su sexualidad, fue enfático: “No, aunque no tendría nada de malo, si fuera el caso, no… no soy bisexual”.

Este caso va más allá del simple chisme de celebridades. Plantea preguntas incisivas sobre los límites de la intimidad en la era digital, la velocidad con la que se construyen y destruyen reputaciones, y el peso que tienen los testimonios documentados frente a la especulación anónima. La narrativa que se intentó imponer sobre Hernández se desmorona ante hechos comprobables, revelando una verdad mucho más mundana pero significativa: la historia detrás del titular suele ser muy diferente a los rumores que la rodean.