Cristian Castro planea su cuarta boda mientras sus labios roban atención

En un giro que nadie pidió pero todos recibimos, el eterno “gallito feliz” Cristian Castro vuelve a los titulares, no por su voz (que algunos juran existe), sino por su cuarta incursión en el sagrado vínculo del matrimonio y un inesperado protagonista: sus labios, que parecen haber declarado su independencia estética.

El cantante, quien parece coleccionar bodas como otros artistas acumulan premios Grammy, anunció que desea compartir techo con su madre, la icónica Verónica Castro, en lo que podría interpretarse como un reality show no autorizado: “50 años, mamá y yo (y mi nueva esposa)”.

Mientras planea su enlace con Mariela Sánchez —empresaria inmobiliaria y gladiadora emocional, pues sobrevivió a una relación tóxica con el artista—, los internautas se obsesionaron con los granos en sus labios. ¿Herpes? ¿Alergia al compromiso? ¿Un performance artístico? Las teorías fluyen más que los streams de sus éxitos de los 90.

En Monterrey, donde ofreció un concierto (sí, todavía canta), Castro confesó: “Le ruego a mi mamá que viva conmigo”. La escena evoca a un adolescente que pide permiso para salir, no a un quincuagenario con tres divorcios a cuestas. Verónica, sabiamente, prefiere quedarse en la Ciudad de México, tal vez para evitar el próximo capítulo de esta telenovela.

La boda, programada para diciembre, promete ser tan duradera como sus anteriores uniones: 11 meses, 2 hijos y 28 días de fama respectivamente. Los anillos, regalo de mamá, plantean una pregunta existencial: ¿Será un símbolo de amor o un recordatorio de que, a los 50, aún necesita su aprobación?

Mientras tanto, sus labios siguen acaparando reflectores. En un mundo donde los famosos inyectan colágeno, Castro optó por el look “fiebre aftosa chic”. Quizás sea su declaración más honesta: la vida amorosa duele, pero al menos nos deja memes.