Espectáculos
Jared Leto enfrenta acusaciones mientras resurge la polémica de Mars Island
La polémica entorno a Jared Leto se intensifica con revelaciones sobre Mars Island y su controvertido liderazgo.

Jared Leto aparentaba una imagen parecida a la de Jesucristo.
Las acusaciones de abuso sexual contra Jared Leto han reavivado el debate sobre su proyecto “Mars Island”, un concepto social que él y su banda Thirty Seconds to Mars han descrito abiertamente como un “culto”. Este espacio, creado para reunir a sus seguidores más devotos, ha generado polémica por su dinámica y la lealtad inquebrantable que exige. A pesar de que Leto ha negado las acusaciones, la atención se centra ahora en las prácticas de este grupo, que muchos comparan con una secta.
Desde 2019, el actor y músico ha promovido activamente “Mars Island”, una evolución de los ya conocidos “Camp Mars”, donde los fans pagaban sumas exorbitantes por experiencias exclusivas con la banda. Estos encuentros, que incluían conciertos privados y adelantos de material musical, fueron el preludio de lo que luego se convertiría en un fenómeno aún más controvertido.
El nacimiento de Mars Island
El éxito de Thirty Seconds to Mars cultivó una base de seguidores incondicionales, los “Echelon”, quienes durante más de dos décadas han apoyado cada movimiento de la banda. En 2015, el “Camp Mars” marcó un punto de inflexión: cientos de fans acudieron a un retiro donde la interacción con los integrantes del grupo era la principal atracción. Sin embargo, la transformación llegó en 2019, cuando el evento se trasladó a Croacia bajo el nombre de “Mars Island”.
Fue allí donde Leto adoptó un look que generó revuelo: túnicas blancas y una apariencia deliberadamente similar a la de Jesucristo. Las imágenes compartidas en redes sociales, donde aparecía rodeado de seguidores vestidos de blanco y con la frase “sí, esto es una secta”, alimentaron las críticas. Aunque algunos asistentes insisten en que la experiencia no tenía connotaciones religiosas, la percepción pública ha sido difícil de controlar.
Reflexiones sobre el fenómeno
En mi experiencia, he visto cómo ciertas dinámicas entre artistas y fans pueden derivar en relaciones poco saludables. Leto, un músico carismático, ha sabido capitalizar la devoción de su audiencia, pero el límite entre admiración y manipulación es delicado. Proyectos como Mars Island, aunque bienintencionados en su origen, corren el riesgo de malinterpretarse cuando el líder adopta roles mesiánicos. La lección aquí es clara: el arte y el culto a la personalidad deben mantenerse separados para evitar controversias innecesarias.
Lo que comenzó como una estrategia de marketing innovadora ha terminado por ensombrecer la carrera de Leto. La clave, como en cualquier iniciativa, está en la transparencia y el respeto hacia los seguidores. Mars Island podría haber sido recordado como un experimento artístico, pero ahora su legado está ligado a la polémica.

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