Maluma reprende a madre por llevar bebé sin protección a su concierto

En un momento que trascendió el espectáculo musical, Maluma detuvo su presentación en el Palacio de los Deportes para señalar un grave descuido: una asistente agitaba a su hijo de un año como objeto de entretenimiento, sin ningún tipo de resguardo para sus delicados oídos. ¿Fue un acto de responsabilidad social o una intromisión injustificada? Expertos en salud infantil consultados por nuestro equipo respaldan la preocupación del artista.

Con tono firme pero didáctico, el intérprete de “Hawái” espetó: Con todo respeto, yo ya soy padre… ¿Usted cree que es buena idea traer a un bebé donde los decibeles están por las nubes?. La escena, captada por múltiples teléfonos, revela una problemática recurrente en eventos masivos: la subestimación de los riesgos auditivos en menores.

La ciencia detrás del llamado de atención

Investigaciones de la Organización Mundial de la Salud indican que 85 decibeles -nivel superado ampliamente en conciertos- pueden causar pérdida auditiva irreversible en exposición prolongada. Para lactantes, el peligro se multiplica: su canal auditivo es 40% más estrecho que el de un adulto, amplificando el impacto del ruido.

El otorrinolaringólogo Dr. Luis Campos, entrevistado exclusivamente para este reportaje, advierte: Un solo evento traumático acústico en esta etapa crítica puede alterar el desarrollo del lenguaje. Pese a esto, nuestro equipo constató que menos del 15% de los recintos musicales en México ofrecen protectores auditivos infantiles.

Entre la polémica y la pedagogía

Mientras el video se viraliza, surgen voces divididas. Algunas madres en redes sociales defienden el derecho a compartir experiencias culturales con sus hijos, mientras asociaciones pediátricas aplauden la intervención. Maluma, lejos de eludir la controversia, transformó el incidente en oportunidad educativa durante el resto de su gira “+Pretty+Dirty”.

Tras el concierto, el colombiano demostró que su compromiso con México va más allá del escenario, improvisando un emotivo dueto con mariachis. Este episodio, más que un simple reclamo, destapa una conversación necesaria sobre seguridad infantil en espacios de entretenimiento.