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Espectáculos

Ninel Conde enfrenta acusaciones de manipulación en La casa de los famosos

La polémica entre Ninel Conde y Mar Contreras desata debates sobre lealtades y dobles discursos en el reality.

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En un giro digno de una tragicomedia barroca, Ninel Conde y Mar Contreras protagonizaron un encontronazo épico en La casa de los famosos México, demostrando que, en el circo mediático, hasta las amistades más sólidas pueden desmoronarse más rápido que un castillo de naipes en un huracán. Todo comenzó cuando, durante una noche de cine (porque nada une más a las personas que ver cómo otros fingen llevarse bien), se exhibió un video en el que Mar acusaba a Ninel de “acaparar” a las niñas del Cuarto Día, como si fueran juguetes en una guardería de egos.

Mar, miembro del Cuarto Noche, decidió “sincerarse” con Ninel, un término que en el reality se traduce como “lanzar una granada verbal y esperar el caos”. Le confesó que nunca se sintió integrada en el exclusivo grupo de mujeres que Ninel preside como si fuera una monarca absoluta de un reino de almohadas y chismes. La respuesta de la Bombón Asesino fue tan defensiva que hasta los muros de la casa temblaron: alegó que la falta de conexión era la culpable, como si las relaciones humanas en un reality no fueran más frágiles que un pacto político en año electoral.

Pero aquí no acaba la farsa. Mientras Ninel juraba no ser una manipuladora, sus excompañeras, incluyendo a Olivia Collins, ya habían soltado el chisme al salir: según ellas, Ninel maneja a sus aliadas como un director de teatro manipula marionetas, pero con menos sutileza y más drama. El público, ese juez implacable que dicta sentencias desde el sofá, no se quedó atrás: en redes sociales, muchos coincidieron en que Ninel es una maestra del arte de sembrar discordia, convirtiendo el Cuarto Día en un campo de batalla donde las sonrisas son armas y los cumplidos, dagas.

La cereza del pastel llegó cuando se supo que, mientras Ninel denunciaba la hipocresía, ella misma llamaba a Mar “metiche” a sus espaldas. Una ironía tan deliciosa que hasta Jonathan Swift envidiaría su capacidad para retratar contradicciones humanas. ¿Moraleja? En el reality, como en la vida, la única verdad absoluta es que todos tienen un doble discurso… y un buen editor que lo capture en cámara.

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