Taylor Swift convierte un hospital infantil en su escenario más emotivo

En un acto de caridad que seguramente será trending topic hasta el fin de los tiempos, la divina Taylor Swift, emperatriz del pop y salvadora de las listas de reproducción, descendió de su trono dorado para iluminar con su presencia el Hospital Infantil “Joe DiMaggio”. Allí, entre batas de hospital y sonrisas forzadas por la cortesía, la cantante demostró que incluso las celebridades pueden fingir humanidad durante unas horas.

Según testigos (léase: el equipo de relaciones públicas del hospital), Swift repartió selfies, memorabilia y falsas promesas de felicidad eterna a niños que, probablemente, no sabían quién era antes de que sus padres les explicaran entre lágrimas que “es muy famosa, cariño”. La artista, conocida por sus letras sobre exnovios y venganzas épicas, cambió temporalmente su repertorio por conversaciones sobre uñas decoradas y elogios a los carteles de Spider-Man pegados en las paredes.

El hospital, emocionado como si hubieran recibido la visita de un ser sobrenatural, publicó en Instagram un mensaje que rezaba: “Transformaste nuestros pasillos en un lugar de alegría”. Lo que no aclararon es si esa alegría duró más que las baterías de los celulares que grabaron el evento. Mientras tanto, la pequeña Zoe, tras abrazar a la estrella, quedó tan impactada que ahora exige que su próxima quimioterapia incluya entradas para el Eras Tour.

Esta conmovedora gira hospitalaria ocurrió justo después de que Swift y su novio, el jugador de fútbol americano Travis Kelce, fueran vistos en un partido de hockey, demostrando así que su agenda filantrópica es tan flexible como su capacidad para llenar estadios. Eso sí, ningún niño enfermo recibió una canción personalizada sobre cómo los abandonará en el próximo álbum.

En resumen: Taylor Swift hizo lo que cualquier billonaria haría si tuviera un equipo de marketing detrás. Pero, ¡eh!, al menos los filtros de Instagram quedaron impecables.