Avión de Air India se estrella en Ahmedabad sin dejar supervivientes

La ciudad de Ahmedabad, capital del estado indio de Gujarat, fue testigo de una de las mayores tragedias aéreas de la década cuando un Boeing 787 Dreamliner de Air India con 244 personas a bordo se estrelló minutos después de despegar. Las imágenes del siniestro muestran una escena dantesca: restos humeantes esparcidos en una zona residencial, cuerpos carbonizados y equipos de emergencia trabajando contra reloj.

El vuelo AI 171, con destino a Londres, transportaba pasajeros de múltiples nacionalidades, incluyendo 169 indios, 53 británicos y ciudadanos de otros países. La aeronave, considerada una de las más seguras de su categoría, sufrió un fallo catastrófico que ha puesto en jaque los protocolos de seguridad de la aviación comercial.

Expertos analizan si el diseño revolucionario del Dreamliner, que utiliza materiales compuestos en un 50% de su estructura, podría haber influido en la magnitud del desastre. Este incidente ocurre en un momento crítico para Boeing, que enfrentaba una recuperación tras los accidentes de los 737 MAX en 2018 y 2019.

La ubicación del impacto -un área densamente poblada- multiplicó la tragedia, con víctimas tanto en tierra como a bordo. Equipos internacionales de investigación ya trabajan en el lugar para determinar si factores humanos, técnicos o meteorológicos provocaron esta catástrofe que ha conmocionado a la comunidad global.

Este suceso reabre el debate sobre los límites de la tecnología aeronáutica y la necesidad de sistemas de seguridad aún más robustos en una era donde el transporte aéreo sigue creciendo exponencialmente. Mientras las familias esperan noticias, el mundo de la aviación se pregunta: ¿Cómo prevenir lo aparentemente imprevisible?