Chef Mexicana Lleva La Frase De ”El Sazón De Mamá” Al Siguiente Nivel

Allí, bajo la mentoría de Massimo Bottura, habita el universo culinario de Karime López, primera mexicana en tocar las estrellas Michelin, en 2019. Los ingredientes más finos de la Toscana dibujan sus platos inspirados en historia, arte y cultura.

“Abrimos cuatro restaurantes: Los Ángeles, Tokio, Seúl y Florencia, cada uno tiene su chef, pero yo hice el proyecto y me encargo de las aperturas.

“Osteria ha significado un crecimiento personal, me ha dado un punto de luz que me ayuda a evolucionar como persona y profesional, a abrirme camino”, reconoce la chef.

Amor maternal

“Me siento realizada con los deberes de educar a una hija, pero también de hacer lo que me gusta”.

Pero Karime está enraizada a kilómetros de distancia del Ponte Vecchio y el río Arno. Ella debe a su abuelo Humberto Cervera, restaurantero originario de Mérida, sus primeras influencias culinarias; más tarde sería su madre quien marcaría su memoria con platillos hechos en casa.

“Mi papá falleció cuando yo era chiquita y mi mamá se vio en situaciones muy duras. A pesar de que trabajaba, literalmente de sol a sol, siempre estuvo pendiente de cocinar rico para mí.

“Eso significó un acto de amor muy grande. A pesar de que no tenía tiempo, siempre lo hacía con mucha dedicación, así nació mi idea de que la comida era muy importante”, detalla Karime.

Su infancia sabe a caldo de frijol con pollo desmenuzado, a milanesas y albóndigas de mamá, que aún son sus favoritas.

“Siempre que mi mamá viene a visitarme sabe que quiero comer sus albóndigas y sus milanesas, para mí son las mejores del mundo. La cocina es memoria”.

Fue precisamente su madre quien anunció a Karime que era la primera mexicana en alcanzar el firmamento de la Guía Michelin.

“Pensé: ‘amor de madre’, luego me di cuenta de que sí, pasó casi una semana para que lo entendiera. Me sentí feliz, pero también con una responsabilidad. Ojalá vengan para muchas otras chicas”, cuenta.
El camino andado
Fue en Sevilla donde comenzó a forjarse frente a la adversidad. Llegó a la escuela y desde el primer día estuvo en servicio, le asignaron los trabajos menos creativos y apreciados, pronto se dio cuenta de que sin ellos la operación no funcionaría. De una generación de 20, sólo tres se dedican hoy a la restauración.

“En las últimas prácticas me fui a Can Fabes, que tenía tres estrellas Michelin; un lugar muy exigente, el lugar que me formó. Me contrataron y ese fue mi primer gran salto, después Santi murió y se acabó todo”, recuerda.

Mugaritz y Pujol fueron los siguientes eslabones en su trayectoria. Con Andoni aprendió sobre las ideas; con Enrique a divertirse en la cocina. Pero después de Pujol no sabía qué pasaría con su vida.

“Cada día me siento más preparada, pero no hay vida suficiente para aprender y evolucionar todo lo que quisiéramos como cocineros. Mi mente se abre cada vez más y estoy más receptiva a aprender para mejorar”.

“Si tienes claro lo que quieres, puedes conseguirlo, no importan los obstáculos, porque a las mujeres nos ponen no mil sino 3 mil, y ahí vamos. Es importante el cambio que vemos, pasito a pasito, pero también una gran responsabilidad”.

Desde hace un año, la maternidad define nuevas rutinas y perspectivas en la carrera de Karime.

“Estoy entre una bebé y un trabajo muy demandante, que me absorbe las horas en las que yo tendría que estarle dándole de cenar y arrullándola, pero no lo estoy haciendo, estoy cocinando o viajando y eso también es por ella y por mí, porque mi hija podría tener una mamá en casa, pero sería una mamá frustrada”.

 

Fuente: Reforma