Un giro pragmático en medio de la tormenta perfecta
El gobierno cubano ha defendido un paquete de medidas financieras vanguardistas que autorizan transacciones en dólares estadounidenses para actividades comerciales y exportadoras. Esta estrategia busca un shock de liquidez en una economía asfixiada, marcando un punto de inflexión en la política económica de la isla.
Foto: Agencia AP.
Ian Pedro Carbonell, director de Políticas Macroeconómicas del Banco Central de Cuba (BCC), explicó a The Associated Press que las normas, publicadas en la Gaceta Oficial, persiguen dinamizar la actividad económica e incrementar los ingresos en divisas. Es una jugada calculada para oxigenar un sistema al borde del colapso.
El detalle de la reforma: Cuatro leyes para un nuevo ecosistema financiero
Este conjunto de cuatro nuevas legislaciones, con vigencia desde el 17 de diciembre, constituye un marco legal para un ecosistema financiero híbrido. Su objetivo declarado es captar capital extranjero, impulsar la producción nacional de bienes y servicios, y sentar las bases para que, a futuro, el peso cubano recupere su rol como moneda única. La normativa aplica a personas jurídicas y naturales en operaciones comerciales, no al consumo ciudadano directo.
El contexto es una tormenta perfecta: una crisis económica dramática agravada por la pandemia, el recrudecimiento del embargo estadounidense y los efectos colaterales de la fallida unificación monetaria de 2021. Esta reforma anterior, que eliminó el CUC, generó una inflación galopante y un déficit público insostenible, acelerando la migración y el desabastecimiento.
Realidad paralela: La fractura cambiaria y su impacto social
Lejos de la ansiada estabilidad, Cuba opera hoy con una fractura cambiaria múltiple. El Estado cotiza el dólar a 24 pesos para empresas, a 120 para personas naturales, mientras en el mercado informal la cotización supera los 440 pesos. Esta distorsión genera una realidad económica esquizofrénica: los salarios se pagan en pesos, pero productos esenciales como combustible y alimentos frecuentemente solo son accesibles mediante divisas.
El nuevo paquete define qué sectores económicos pueden operar en moneda extranjera, regula sus cuentas y establece los protocolos para la entrada de recursos. Sin embargo, la promesa de un mercado cambiario oficial de tasa flotante, anunciado hace meses para este año, sigue sin fecha concreta, generando incertidumbre.
Carbonell admitió que el objetivo final es recuperar la soberanía de la moneda nacional, pero advirtió: “Ir a una unificación cambiaria… de golpe, sería catastrófico”. Suset Rosales, directora de Planificación del Ministerio de Economía, enfatizó el carácter transitorio de esta dolarización parcial, argumentando que, aunque no aplica directamente a la población, la beneficiará al incrementar los ingresos externos y la capacidad productiva.
La mirada escéptica: Advertencias desde la analítica económica
La reacción de la comunidad de economistas ha sido de escepticismo crítico. Pavel Vidal, del Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi), señaló que el gobierno “institucionaliza y amplía la dolarización parcial”, pero bajo un marco de decisiones centralizadas y discrecionalidad que podría desincentivar a los emprendedores.
En redes sociales, el economista Mauricio De Miranda, profesor de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, fue más contundente: “Persistir en la dolarización parcial es un craso error de política económica“. Para él, esta medida representa un “golpe de muerte” para el peso cubano, no resolvería la parálisis productiva y, a la larga, encarecería aún más los productos para la ciudadanía.
Este movimiento monetario coloca a Cuba en una encrucijada histórica: adoptar un pragmatismo financiero globalizado para sobrevivir, arriesgándose a una erosión mayor de su soberanía económica. El tiempo dirá si esta inyección de dólares es un salvavidas o un lastre para su futuro desarrollo.














