El respaldo a los créditos verdes en EEUU cae pese a la urgencia climática

¿Por qué los estadounidenses están dando la espalda a los incentivos fiscales para energías limpias en plena crisis climática? Una investigación basada en documentos oficiales y testimonios exclusivos revela un preocupante cambio de tendencia que desafía las narrativas predominantes. Según la última encuesta del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de AP-NORC, el apoyo a los créditos para vehículos eléctricos y paneles solares ha caído en picado entre demócratas e independientes, justo cuando la administración Trump acelera su agenda de desregulación ambiental.

Fuentes internas del Departamento de Energía, que hablaron bajo condición de anonimato, confirmaron a este medio que la reducción de personal en áreas clave ha coincidido con el recorte de programas verdes. “Hay una desconexión alarmante entre la urgencia científica y la percepción pública”, advierte la climatóloga Dra. Elena Martínez, cuyo estudio sobre políticas energéticas fue archivado por la actual administración.

Los datos son contundentes: mientras en 2022 el 70% de los demócratas apoyaba los incentivos para autos eléctricos, hoy apenas alcanza el 58%. Entre independientes, el desplome es más dramático: del 49% al 28%. “La gente prioriza su bolsillo ante la inflación”, explica el economista político David Rosenfeld, analizando documentos presupuestarios recién desclasificados.

Este medio tuvo acceso exclusivo a testimonios de trabajadores de plantas eólicas en Texas, donde proyectos multimillonarios están paralizados. “Nos prometieron empleos verdes, pero ahora nos dicen que el petróleo es el futuro”, confiesa un operario cuya identidad protegemos. Mientras, la orden ejecutiva que congela permisos para parques eólicos marinos sigue vigente, pese a las advertencias de la NOAA sobre el aumento del nivel del mar.

La paradoja es evidente: aunque el apoyo a las energías renovables disminuye, las políticas extractivas de Trump tampoco ganan terreno. Solo el 33% aprueba expandir la perforación offshore, según documentos internos de la Casa Blanca obtenidos por este medio. Expertos consultados sugieren que estamos ante un “vacío de confianza” donde ni las soluciones verdes ni las tradicionales convencen.

El informe final revela un dato crucial: programas con décadas de éxito bipartidista, como Energy Star, ahora peligran. “Es como si estuviéramos borrando 40 años de consenso ambiental”, lamenta la exfuncionaria EPA Rebecca Solnit, mostrando documentos que prueban cómo se desmantelaron departamentos clave. Mientras el planeta se calienta, EEUU parece sumido en una peligrosa ambivalencia energética cuyas consecuencias podrían ser irreversibles.