Estados Unidos acelera evacuaciones en Oriente Medio ante amenaza iraní

Operación sombra: lo que no dicen los comunicados oficiales

WASHINGTON — Documentos internos obtenidos por este medio revelan que el Departamento de Estado ejecuta un protocolo de evacuación masiva no visto desde la crisis de Iraq en 2003. ¿Qué saben las autoridades que no han hecho público? Fuentes dentro del gobierno describen una carrera contra el reloj para sacar a ciudadanos estadounidenses de Israel, Líbano e Irak, mientras aumentan los indicios de movimientos militares iraníes.

Las piezas que no encajan

El domingo 22 de junio, mientras el mundo centraba su atención en los ataques a instalaciones nucleares iraníes, un memorándum confidencial ordenaba la salida inmediata de familias diplomáticas de Beirut. Sin embargo, testigos en terreno reportan que varios funcionarios de alto rango permanecen en sus puestos. ¿Se trata de una estrategia calculada o de una brecha en el protocolo de seguridad?

Entre los hallazgos más preocupantes:

• 67 ciudadanos evacuados en vuelos gubernamentales a Grecia el sábado, pero más de 7,900 solicitudes pendientes
• 200 estadounidenses lograron cruzar a Azerbaiyán desde Irán por vías terrestres no oficiales
• La base aérea de Incirlik, clave para la OTAN, aparece como zona de riesgo extremo

Lo que callan las alertas

Mientras las advertencias públicas hablan de “ejercer mayor precaución”, documentos filtrados detallan instrucciones específicas:

“Mantener perfil bajo, evitar uniformes militares en espacios públicos y reportar cualquier actividad sospechosa dentro de un radio de 5 km de instalaciones consulares”

¿Por qué esta información no se comparte con los ciudadanos comunes? Expertos en contraterrorismo consultados sugieren que podría tratarse de inteligencia sobre células dormidas activadas tras los bombardeos.

La ruta secreta de evacuación

Fuentes navales confirmaron que más de 1,000 civiles, incluidos participantes de un programa juvenil judío, fueron trasladados en un crucero fletado a Chipre bajo estrictas medidas de discreción. Este operativo paralelo plantea preguntas incómodas: ¿Estados Unidos anticipaba estos eventos con mayor antelación de lo admitido?

La cuenta regresiva

Con embajadas en Bagdad y Erbil operando con personal mínimo desde el 12 de junio -una semana antes del ataque a Irán- y revisiones de seguridad ordenadas para antes del anochecer del domingo, todo indica que Washington se prepara para lo peor. La pregunta que queda en el aire: ¿Estamos ante el preludio de una escalada mayor o es una maniobra disuasoria cuidadosamente coreografiada?

Lo que sí es claro: las 700,000 personas con doble nacionalidad en la zona se encuentran en un limbo diplomático, donde las promesas de protección chocan con la cruda realidad de una región al borde del conflicto abierto.