La Fed resiste las presiones de Trump y mantiene tasas en espera

En un clima de tensión política y económica, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos ha decidido mantener su estrategia de espera antes de modificar su tasa de interés clave. Jerome Powell, presidente del organismo, enfrenta una presión sin precedentes desde la Casa Blanca, donde Donald Trump exige recortes inmediatos para estimular el crédito. ¿Pero qué hay detrás de esta pugna? ¿Es realmente prudente esperar, o la Fed está subestimando los riesgos de una desaceleración?

En su testimonio ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, Powell dejó claro que la institución prefiere analizar más datos antes de actuar. “Estamos bien posicionados para esperar”, afirmó, en un mensaje que contrasta con los ataques públicos de Trump, quien lo tachó de “tonto y terco” en redes sociales. Fuentes cercanas al Congreso revelan que, aunque Powell aún cuenta con apoyo legislativo, este podría erosionarse si el mandatario intensifica su campaña.

Expertos consultados señalan que la Fed enfrenta un dilema complejo: por un lado, la inflación repuntó levemente debido a los aranceles comerciales, pero por otro, sectores clave de la economía muestran señales de fragilidad. “Un recorte prematuro podría sobrecalentar el mercado; demorarlo demasiado, ahogar el crecimiento”, advierte un exfuncionario de la Fed bajo condición de anonimato. Documentos internos filtrados a este medio sugieren que algunos miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) ya debaten en privado la necesidad de un giro en la política monetaria.

Lo que Trump no menciona es que, históricamente, la independencia de la Fed ha sido crucial para evitar crisis. Powell enfatizó en su declaración escrita que su prioridad es evitar que los aumentos puntuales de precios se conviertan en una espiral inflacionaria. Sin embargo, con el mandatario amenazando con intervenir —algo legalmente ambiguo pero políticamente explosivo—, la batalla entre la tecnocracia y el populismo podría definir el rumbo económico de EE.UU. en los próximos años.

Mientras tanto, los mercados observan. Cada palabra de Powell es diseccionada en Wall Street, donde analistas especulan con un posible recorte para septiembre. Pero más allá de las fechas, lo que está en juego es algo mayor: la capacidad de una institución clave para resistir presiones y tomar decisiones basadas en datos, no en tuits.