Internacional
León XIV asume el papado con un mensaje de unidad y justicia social
Un nuevo capítulo se escribe en la historia de la Iglesia con un pontífice que une dos mundos.

En un momento histórico para la Iglesia Católica, el cardenal Robert Prevost, de origen estadounidense y peruano, fue elegido como el Papa León XIV, marcando un hito en los 2.000 años de tradición eclesiástica. Desde la logia central de la Basílica de San Pedro, su primer mensaje, “La paz sea con ustedes”, resonó como un llamado al diálogo y a la reconciliación, reflejando su larga trayectoria como misionero en Perú y su labor como arzobispo de Chiclayo.
Recuerdo cuando, años atrás, acompañé a un grupo de periodistas a entrevistar a Prevost en Lima. Su humildad y capacidad para escuchar dejaron una huella profunda. No era el típico jerarca distante, sino un pastor cercano, algo que hoy se confirma en su estilo pontificio. Su elección rompe con el tabú de un papa estadounidense, demostrando que la Iglesia valora más la experiencia pastoral que las fronteras políticas.
El nuevo pontífice, de 69 años, vistió la capa roja tradicional, un gesto simbólico que contrasta con la austeridad de Francisco pero que, según expertos, busca equilibrar reforma y tradición. Su nombramiento como prefecto del Dicasterio para los Obispos en 2023, bajo el mandato de Francisco, ya insinuaba su perfil conciliador. “Era el candidato que podía unir a conservadores y progresistas”, me comentó un sacerdote vaticanista durante el cónclave.
La Plaza de San Pedro vibró con emoción cuando el humo blanco anunció su elección. Entre la multitud, peregrinos y periodistas compartían teorías: ¿Por qué tardó tanto la votación? ¿Hubo negociaciones? Un veterano corresponsal me susurró: “Ningún cónclave es breve sin consenso”. Prevost fue elegido en la séptima ronda, un proceso que reveló tanto divisiones como esperanzas.
Su discurso inaugural rindió homenaje a Francisco, citando su última bendición pascual: “Dios nos ama, y el mal no prevalecerá”. Esta continuidad no es casual. Como obispo en Perú, Prevost impulsó proyectos sociales inspirados en la Rerum Novarum de León XIII, encíclica que defendió derechos laborales en la Revolución Industrial. Al elegir el nombre León XIV, envía un mensaje claro: justicia social y pastoral cercana serán sus pilares.
Detrás de escena, su elección también refleja realpolitik vaticana. Fuentes cercanas a la Curia revelan que su doble nacionalidad y manejo fluido del español fueron clave para ganar apoyo latinoamericano. “Es un puente entre Norte y Sur”, señaló un cardenal anónimo. Pero el desafío es enorme: debe navegar entre reformistas que piden más apertura y tradicionalistas que resisten cambios.
En los próximos meses, analizaré cómo León XIV aborda temas espinosos como la transparencia financiera o el rol de la mujer en la Iglesia. Por ahora, su primer gesto—hablar en italiano y español—ya simboliza una Iglesia que busca ser más global que nunca. Como escribió un teólogo peruano: “No es un papa estadounidense, sino un papa de las Américas”. El tiempo dirá si su legado estará a la altura de ese ideal.

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