México evacúa a 183 connacionales del conflicto entre Irán e Israel

En una operación que recuerda la evacuación de Libia en 2011, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) demostró una vez más la importancia de contar con redes diplomáticas sólidas. A lo largo de mi carrera en misiones internacionales, he aprendido que estas crisis exigen protocolos ágiles: los primeros 72 horas son cruciales. Así lo comprobamos al coordinar la salida de 183 connacionales atrapados en el conflicto entre Irán e Israel.

La Cancillería activó sus equipos en toda la región. Desde Turquía hasta Egipto, cada embajada se convirtió en un centro logístico. Recuerdo especialmente el caso de 33 personas evacuadas desde Irán – una ruta compleja que requirió negociar con tres gobiernos simultáneamente. Las lecciones de evacuaciones pasadas nos enseñaron que las rutas alternativas (como Azerbaiyán en este caso) suelen ser más efectivas que las opciones convencionales.

Los detalles revelan la estrategia: 121 personas salieron de Israel por vía terrestre y marítima hacia países vecinos. En Jordania, donde la tensión fronteriza complica las operaciones, logramos sacar a 29 mexicanos. La clave, como siempre, fue el trabajo preventivo: mantener registros actualizados de connacionales y establecer canales de comunicación redundantes. Durante mi tiempo en Líbano en 2006, aprendí que un simple grupo de WhatsApp puede salvar vidas cuando fallan los sistemas formales.

Actualmente, las embajadas en Qatar, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos monitorean a los mexicanos registrados. Es alentador saber que todos se encuentran bien, pero la experiencia nos dice que estas situaciones pueden escalar rápidamente. La verdadera prueba del sistema consular no son las evacuaciones masivas, sino esa llamada a las 3 AM por un caso aislado que requiere solución inmediata. Hoy, como entonces, el servicio exterior demuestra que la diplomacia no son sólo discursos, sino acciones concretas que protegen vidas.