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Internacional

Shigeko Kagawa rompe récord de longevidad en Japón con 114 años

Una vida de 114 años sin secretos, solo libertad y alegría: la filosofía de la nueva decana de Japón.

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En un país donde las máquinas expendedoras venden más pañales para adultos que caramelos, Shigeko Kagawa acaba de coronarse como la nueva emperatriz del tiempo en Japón. Con 114 años, esta médica jubilada ha desbancado a su predecesora, Miyoko Hiroyasu, quien, irónicamente, también tenía 114 años pero cometió el error imperdonable de fallecer primero. Así lo certifica el Ministerio de Salud, una institución que, en medio de la crisis demográfica, parece más un club de fans de Methuselah que un organismo gubernamental.

Kagawa, quien se graduó de medicina cuando los antibióticos eran considerados brujería y sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial trabajando en un hospital de Osaka, ahora dirige su propia clínica de longevidad con solo existir. Su secreto: “Juego todos los días”, declaró a los medios, en lo que podría ser el eslogan de una nueva generación de ancianos rebeldes que se niegan a actuar como estatuas en residencias geriátricas. “Soy libre e independiente”, añadió, mientras el gobierno japonés sudaba frío imaginando una sociedad donde los centenarios exijan pensiones eternas y derechos de voto prioritarios.

Su antecesora, Hiroyasu, no se quedó atrás: artista, maestra y madre de tres, pasó sus últimos días en un hogar de ancianos donde, según testigos, derrotaba a jóvenes en juegos de cartas y leía el periódico en busca de noticias sobre gente más joven que ella falleciendo antes. “Estoy agradecida de estar saludable”, dijo en su cumpleaños 113, frase que en cualquier otro país sonaría humilde, pero en Japón equivale a un desafío estadístico.

Y es que el archipiélago nipón se ha convertido en un laboratorio demográfico donde el 29% de la población tiene más de 65 años y los octogenarios son el 10% —una cifra que explica por qué los robots asistentes ya no son ciencia ficción, sino una necesidad para que alguien cambie las bombillas. Con 95.119 centenarios y contando, pronto habrá que redefinir el concepto de “tercera edad”… o construir rascacielos cementerio.

Mientras tanto, Kagawa sigue su rutina: desayunar arroz, burlarse de la mortalidad y, quizás, planear su próxima aparición en los Juegos Olímpicos de 2040 como antorcha humana.

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