Trump declara victoria nuclear mientras los hechos se desvanecen en el aire

En un espectacular ejercicio de destrucción creativa de la realidad, el Comandante en Jefe de los Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que las instalaciones nucleares de Irán han sido reducidas a “polvo cósmico” por el poderío militar estadounidense. Esto, por supuesto, contradice los aburridos informes del Pentágono que insisten en hablar de “daños menores” y “retrasos temporales”.

Desde su trinchera digital en Truth Social, el líder del mundo libre lanzó un ataque tan contundente como sus misiles: “¡CNN y el New York Times, esos fabricantes de mentiras, intentan empañar mi obra maestra bélica! ¡Nunca en la historia ha habido una demolición tan hermosa!”. Los periodistas, esos seres que inexplicablemente siguen creyendo en “hechos verificables”, se atrevieron a sugerir que los sótanos nucleares iraníes siguen en pie.

Mientras el Pentágono calcula que el programa nuclear persa solo sufrió un “resfriado tecnológico” de seis meses, la Casa Blanca insiste en que ha logrado la “desnuclearización instantánea” más rápida desde que Dios separó la luz de las tinieblas. Expertos en física cuántica han sugerido que Trump podría haber descubierto una nueva dimensión donde sus declaraciones son verdad, aunque en este plano terrenal los inspectores internacionales siguen buscando ese “éxito histórico” entre los escombros de la coherencia.

En un giro irónico digno de Swift, los mismos medios acusados de “fake news” son ahora los únicos que documentan cómo las instalaciones atacadas siguen produciendo más uranio enriquecido que los tuits presidenciales. Mientras tanto, en algún lugar entre la fantasía y la geopolítica, el arsenal nuclear iraní parece haberse convertido en el gato de Schrödinger: simultáneamente destruido y operativo, dependiendo de qué cuenta de Twitter se consulte.