Trump y Musk protagonizan un divorcio político más explosivo que sus cohetes

En un giro que nadie vio venir (o que todos esperaban desde el primer día), la “alianza estratégica” entre el magnate de los cohetes y el emperador del reality político ha terminado como empezó: con fuegos artificiales, acusaciones sin pruebas y un derrumbe bursátil digno de una telenovela venezolana. Lo que alguna vez fue un romance de mutua conveniencia —él con su ejército de memes, él con su ejército de abogados— se ha convertido en un espectáculo digno de un combate de WWE, pero con menos clase y más pérdidas en Wall Street.

Todo comenzó, como todas las tragedias modernas, en una plataforma de redes sociales. Trump, ocupado en su eterna misión de reinventar la democracia como un híbrido entre Twitter y un tribunal medieval, amenazó con cortar los contratos gubernamentales de SpaceX. Musk, en lugar de responder con un comunicado corporativo aburrido, optó por la estrategia clásica de internet: “Aquí tienes un cadáver en el armario”. ¿Pruebas? Las justas. ¿Subtileza? Cero. ¿Impacto en el mercado? Como si Tesla hubiera decidido vender coches de juguete.

Lo más irónico es que, hace apenas unos meses, Musk era el niño dorado de la administración Trump, durmiendo en la Casa Blanca como si fuera un Airbnb de lujo y posando con gorras MAGA como si fueran la última moda de Silicon Valley. Hoy, es el villano favorito de Truth Social, acusado de traición por el simple delito de… cuestionar un proyecto de ley. ¡La audacia!

Y así, en menos tiempo del que tarda un Falcon 9 en despegar, la relación más rentable (y absurda) de la política estadounidense se ha desintegrado. ¿Moraleja? En el circo del poder, incluso los payasos más ricos terminan tirándose los platos a la cabeza. Y nosotros, pobres mortales, solo podemos reír (o llorar) mientras las acciones de Tesla caen más rápido que las promesas de campaña.

PD: Si alguien encuentra al “verdadero Trump” que alguna vez criticó el gasto republicano, favor de devolverlo a la Casa Blanca. Musk lo reclama… en un tuit, claro.