La Mañanera: El Noticiero del Poder al Amanecer

El sol apenas asoma y en Palacio Nacional ya despierta un podio con sueño, un micrófono que estira los cables como si calentara antes de un maratón, y un funcionario que entra con la certeza de que ahí no se reporta la realidad: se narra desde el poder. Bienvenido a la transmisión más temprana y más influyente del país.

La Mañanera nació como un ejercicio de transparencia, pero con el tiempo se volvió un personaje propio: un gallo con megáfono que canta todos los días la versión oficial del amanecer. Dice que informa, pero se presenta maquillada, con libreta marcada y un guion que arranca siempre igual: “para que no haya manipulación…” mientras acomoda el lente, la luz y el encuadre.

Los micrófonos, alineados como un pequeño ejército, saben perfectamente quién puede preguntar y quién solo vino a ser espectador. Hay reporteros de antigüedad que cuentan que este show tiene reglas invisibles: la pregunta incómoda se barre, la favorable avanza, la crítica se congela, y el aplauso encuentra siempre micrófono. Aun así, millones sintonizan porque en un país donde los rumores corren más rápido que las cifras, ver al presidente en vivo es como asomarse al taller donde se fabrica el relato del día.

El ciudadano promedio, con café en mano y ojeras ya institucionales, prende la tele para entender qué pasó ayer y termina escuchando qué debería pensar hoy. Para algunos, es informe; para otros, es misa política, y para otros tantos, un capítulo más de la serie matutina llamada “Gobierno: Edición Permanente”. Las cifras bailan, los adversarios se proyectan como sombras alargadas, y la palabra “pueblo” cae desde el techo como confeti de carnaval.

Con el tiempo, quedó claro que la Mañanera no nació para describir la realidad: nació para competirle. Si afuera algo truena, aquí se suaviza; si algo incomoda, aquí se reencuadra; si el caos avanza, aquí se explica, se justifica o se señala a quien convenga. El poder no solo opina: edita.

La verdadera función de la Mañanera no es informar: es instalar la versión más conveniente antes de que alguien más lo haga.

La Mañanera no amanece:

despierta al país con la historia ya contada.

Columna elaborada por

La sombra desde la banqueta.

Temas Relacionados:

RELACIONADOS

Ultimas Publicadas

Matamoros

¿QUÉ PASO AYER?

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio