Madre de Marlene pide justicia

Una hora hizo la diferencia; 60 minutos más de disfrutar de la alberca, fue suficiente para que una falla en el balneario del hotel Fontana se llevara la vida de una joven de 25 años con un futuro prometedor, que no solo buscaba convertirse en ingeniera en Mecatrónica en el ITM, sino ser el orgullo de sus padres, deseo que se quedó a solo 6 meses, si, a 180 días de entregarles un título universitario.

Marlene Frías es la estudiante que quedó atrapada en un ducto de la alberca y que pese a la respuesta rápida de sus familiares y a la ayuda de las demás familias presentes que comenzaron a sacar el agua con cubetas, pudieron salvarla del fatal desenlace.

Hoy, con lágrimas, caras tristes y un cúmulo de sentimientos encontrados velaron la joven entre amigos, familiares y todos aquellos seres queridos que se reunieron para dar el último adiós, a una persona que siempre llenó de alegría y momentos inolvidables sus vidas.

Guadalupe Molina, madre de Marlene aún recuerda ese día como si apenas hubieran pasado algunos minutos, pues su corazón se aflige y sus lágrimas vuelven a inundar su rostro, un rostro que jamás volverá a sentir la caricia de su hija.

“Durante la semana estuvo planeando a donde acudir y ella investigó y me dijo que iríamos a ese lugar que había albercas”, dijo.

Relató, “Todo estaba bien y después de un rato le dije que ya nos retiráramos, pero me dijo una hora más mami y eso hizo la diferencia, (hace una pausa su madre para tomar aire); Después de unos minutos la perdimos de vista y la empezamos a buscar pensamos que estaba nadando y de repente su amiga dijo aquí está, y la jaló de la blusa y en ese momento todos corrimos para rescatarla”.

Con un rostro desencajado y una voz quebrantadora continuó: Pero su pierna se quedó atorada hasta la ingle en un ducto de la alberca que no tenía rejilla y se empezó hacer un remolino que impedía que la pudiéramos sacar de ahí”.

“Grité, corrí por los pasillos pidiendo ayuda de los trabajadores y en la recepción, pero el personal no sabía que hacer y no tenían conocimiento de como apagar las máquinas porque el encargado no estaba”, decía mientras recordaba con impotencia los últimos momentos que tuvo con vida a su hija en brazos.

“La gente que estaba ahí me ayudó y les agradezco de todo corazón, sacando cubetas de agua hasta la altura del cuello ,sin embargo, fue demasiado tarde”…

Y ahora: Hoy nadie me devolverá a mi hija, solo quiero que la gente sepa y tome precauciones y no se vuelva a repetir esta tragedia. Yo perdí a mi hija quien era una buena muchacha, era estudiante del Instituto Tecnológico de Matamoros, cursaba la carrera de Mecatrónica y solo le faltaban 6 meses para graduarse.

La madre de la joven también dijo que hasta el momento continúan con los trámites para darle cristiana sepultura y por parte de las autoridades ya cuento con una abogada y la Policía Investigadora se encargará de investigar los hechos.
Los directivos del hotel Fontana no se han hecho responsables de los gastos ni tampoco han buscado apoyar a la familia.

Los recuerdos aún continúan, las lágrimas no cesan, los gritos de ¡Te extrañamos!, ¡Porque!, y ¡No era justo!, recorren la habitación y se introducen hasta lo más interno de las sensaciones y quebrantan al corazón más duro, al ser humano más fuerte y pese a todo, a lo lejos un murmullo sale entre el llanto; ¡Tenía una vida por delante!, ahora, está con Dios.

Por: Minerva Hernández