Una operación que marca un antes y un después en la banca digital
Tras años observando cómo las fintechs revolucionaban el sector, puedo decirles que la autorización final para que Grupo Financiero Banorte adquiera el 100% de Rappicard no es solo un trámite regulatorio. Es el punto de inflexión que muchos en la banca tradicional esperábamos, el momento en que un gigante con solidez patrimonial abraza por completo el modelo ágil y digital de una neobanca. Recuerdo cuando anuncios como este eran solo rumores en corrillos financieros; hoy, es una realidad que redefine las reglas del juego.
El detalle crucial que muchos pasan por alto: la paciencia estratégica
El comunicado a la Bolsa Mexicana de Valores confirma que se cumplieron todas las condiciones, incluido el visto bueno de la Comisión Nacional Antimonopolio. La experiencia me ha enseñado que este es el filtro más delicado. La operación, pactada en abril por unos 50 millones de dólares por el 44.28% de Tarjetas del Futuro (la razón social de Rappicard), estaba bien estructurada. Lo más inteligente, y aquí veo la mano de negociadores con oficio, fue permitir que Rappi mantuviera temporalmente su participación accionaria. Esto no es indecisión; es dar tiempo a una reestructuración corporativa ordenada, algo vital para no matar a la gallina de los huevos de oro: esa base de 1.14 millones de tarjetahabientes, mayoritariamente jóvenes, que cerró 2024.
La clave no es la compra, sino el acuerdo de exclusividad
Donde realmente se gana o se pierde en estas fusiones es en los acuerdos posteriores. Y Banorte ha clavado el clavo. El contrato de comercialización exclusiva por 15 años es la joya de la corona. He visto como “alianzas estratégicas” sin este nivel de compromiso se diluyen en dos años. Este pacto garantiza que Banorte y Rappicard serán los únicos en ofrecer servicios financieros dentro del ecosistema digital de Rappi. Es capturar un flujo constante de clientes potenciales donde ya viven: en la plataforma.
La verdadera estrategia: hiperpersonalización, no solo escala
Banorte menciona que esto impulsará la venta cruzada mediante la hiperpersonalización. Permítanme traducir esto desde la práctica: de nada sirve tener millones de clientes si les ofreces el mismo producto que a sus padres. El éxito aquí radicará en utilizar los datos y la agilidad tecnológica de Rappicard para entender y atender las necesidades específicas de esta generación digital. La teoría habla de sinergias; la experiencia te dice que el reto es fusionar culturas: la robustez bancaria con la innovación disruptiva.
En definitiva, esta no es solo una adquisición contable. Es la apuesta clara de un banco por no quedarse atrás. El mensaje es contundente: el futuro de la banca no se construye solo desde sucursales, sino desde las apps y para una clientela que, como he comprobado, valora la experiencia digital por encima de la tradición por si sola.














