La Fiscalía General de la República (FGR) ha intensificado la búsqueda de Zhi Dong Zhang, conocido como Brother Wang, tras su audaz fuga de prisión domiciliaria en la Ciudad de México. Este presunto narcotraficante, vinculado a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, desactivó su brazalete electrónico en julio pasado, burlando la vigilancia de las autoridades. Desde entonces, su caso ha expuesto grietas en el sistema judicial, especialmente después de que un juez federal del Reclusorio Oriente se declarara incompetente para emitir una orden de aprehensión.
Con una ficha roja de Interpol activa en 193 países, Zhang enfrenta acusaciones por resistencia de particulares y tráfico internacional de drogas. Las investigaciones revelan que habría exportado toneladas de cocaína, fentanilo y metanfetaminas a Estados Unidos, donde es requerido por las autoridades. Su papel como proveedor de precursores químicos para cárteles designados como terroristas lo convierte en uno de los fugitivos más buscados del continente.
La FGR ha impugnado la decisión judicial ante un Tribunal Colegiado, mientras se indagan las fallas que permitieron su escape en Tlalpan. Este caso, que recuerda fugas emblemáticas como la de El Chapo, subraya los desafíos en la supervisión de prisiones domiciliarias y la efectividad de los dispositivos de localización. ¿Lograrán las autoridades recapturar a este eslabón clave del crimen organizado antes de que cruce fronteras?
