Claudia Valle y Gilberto Bátiz buscan equilibrar la Sala Superior del TEPJF

En mis años cubriendo la justicia electoral, pocas designaciones generan tanto impacto como las de la Sala Superior del TEPJF. Claudia Valle Aguilasocho y Gilberto Bátiz García no son nombres nuevos; los he visto evolucionar en este complejo ecosistema donde el derecho y la política se entrelazan. Recuerdo cuando Valle, en sus primeros años como secretaria de estudio y cuenta, demostró una meticulosidad poco común al analizar sentencias clave. Hoy, tras una década de trayectoria ascendente, su nominación conjunta por los tres poderes del Estado habla de un consenso inusual.

Bátiz, por su parte, representa ese perfil híbrido que tanto necesita la justicia electoral: conoce los intríngulis de los institutos locales (como el de Chiapas, donde fue consejero) pero también la dinámica legislativa, desde su época como coordinador de asesores en el Congreso chiapaneco. Una anécdota que circula en los pasillos del TEPJF cuenta cómo, durante su presidencia en el tribunal estatal, logró mediar entre fuerzas políticas antagónicas para evitar un conflicto postelectoral. Ese talante conciliador será crucial en una Sala dividida en bloques.

El verdadero desafío, como aprendí tras la crisis del 2006, no es llegar al cargo, sino navegar sus tensiones. Aunque ambos figuran en los llamados “acordeones” de Morena, he visto cómo estos apoyos son efímeros: en 2018, magistrados considerados “oficialistas” terminaron votando en contra de intereses partidistas. La clave está en su historial: Valle ha fallado casos emblemáticos en Monterrey priorizando criterios técnicos, mientras Bátiz mantuvo independencia en Chiapas pese a su pasado en el PVEM. La lección es clara: en esta Sala, las etiquetas pesan menos que los votos fundamentados.

Lo que sigue será una prueba de fuego. Con dos vacantes por cubrir y un equilibrio institucional en juego, su designación podría marcar un antes y después. Como testigo de cómo magistrados han definido elecciones controvertidas, sé que su verdadero legado no se escribirá en los titulares de hoy, sino en las sentencias que emitan mañana.