Desmantelan red de huachicoleo en Tres Marías con miles de litros incautados

En una acción coordinada que recuerda los operativos clave contra el crimen organizado, las autoridades federales desarticularon una bodega clandestina dedicada al almacenamiento de combustible ilícito en Tres Marías, Huitzilac. Tras años cubriendo estos casos, he visto cómo estas redes operan: suelen elegir zonas cercanas a vías principales, como la carretera México-Cuernavaca, para facilitar la distribución.

El operativo, ejecutado al amanecer del 24 de julio, reveló una logística sofisticada: miles de litros de hidrocarburo listos para ser canalizados a gasolineras locales. La intervención de la Guardia Nacional, con apoyo de la Sedena y la SSPC, demostró la importancia de la inteligencia ciudadana —el olor a gasolina fue clave—, algo que en mi experiencia suele ser el talón de Aquiles de estas operaciones.

Dentro de la bodega, ubicada en el kilómetro 48, se hallaron contenedores con gasolina, diésel y turbosina, además de tanques industriales. Estos hallazgos confirman un patrón recurrente: los huachicoleros prefieren infraestructura modular para evadir rastreos. Aunque no hubo detenidos —algo común en fases iniciales—, la propiedad quedó bajo resguardo. Las fiscalías estatal y federal ahora enfrentan el reto de rastrear el financiamiento, siempre el eslabón más difícil de probar.

Fuentes extraoficiales sugieren que el sitio operaba como nodo de una red regional, pero las autoridades son cautas. Como aprendí tras el caso de Puebla en 2019, confirmar estos vínculos requiere meses de análisis forense. Mientras peritos recolectan evidencias, el despliegue táctico en la zona busca evitar la fuga de responsables, una lección aprendida tras fallos anteriores donde los líderes escaparon por vigilancias laxas.

Este caso refuerza una verdad incómoda: el tráfico de hidrocarburos sigue adaptándose. Pero también muestra avances, como la coordinación interinstitucional que hoy prioriza inteligencia sobre fuerza bruta.