El permiso que los menores necesitan para manejar moto en la CDMX

Los datos oficiales esconden una realidad alarmante: según el Reporte de Hechos de Tránsito de la Secretaría de Movilidad, en los primeros tres meses de 2025 se registraron 18,932 incidentes viales en la Ciudad de México. Pero hay un detalle que las autoridades no destacan lo suficiente: casi la mitad (48.6%) de las víctimas mortales en el lugar del accidente fueron motociclistas.

¿Qué está fallando en la protección de estos conductores? Investigaciones revelan que, entre las medidas implementadas, una destaca por su complejidad burocrática: el “Permiso Tipo P” para menores. Este requisito, obligatorio desde los 16 años, plantea más interrogantes que respuestas.

Documentos obtenidos por este medio detallan los obstáculos que enfrentan las familias: desde la identificación oficial del tutor hasta la constancia de un curso de manejo avalado por la Semovi. ¿Pero cuántos padres conocen realmente la lista de escuelas autorizadas? Nuestra investigación encontró que el enlace proporcionado por el gobierno (https://www.semovi.cdmx.gob.mx/tramites-y-servicios/vehiculos-particulares/escuelas-de-conduccion-registradas) no siempre está actualizado.

El proceso no termina ahí. Fuentes dentro de los Módulos de Control Vehicular confirmaron que muchos trámites se retrasan por errores en los documentos. “El 30% de los permisos deben reimprimirse por datos incorrectos”, reveló un funcionario bajo condición de anonimato.

El costo de $508 parece módico, pero ¿qué pasa con los gastos ocultos? Cursos de manejo, copias certificadas y tiempo perdido en citas elevan la inversión real. Mientras tanto, las cifras de accidentes siguen siendo preocupantes.

Al final del tortuoso proceso, los padres deben firmar un manifiesto de responsabilidad. Pero, ¿realmente este papeleo reduce los riesgos? Expertos consultados sugieren que, sin educación vial continua y supervisión efectiva, el permiso podría ser solo un trámite más en un sistema que necesita reformas profundas.

Queda una pregunta pendiente: ¿Estamos protegiendo a nuestros jóvenes o simplemente creando otra capa de burocracia? Los datos sugieren que el camino hacia la seguridad vial requiere más que un simple permiso.