Elemento de la Guardia Nacional fallece en enfrentamiento en Culiacán

La Cruda Realidad Operativa: Una Lección en Carne Propia

Como alguien que ha visto de cerca la evolución de la seguridad en este país, la noticia de la pérdida de un elemento de la Guardia Nacional en Culiacán no es solo un titular más; es un recordatorio sombrío de los riesgos constantes que enfrentan nuestros uniformados. He estado en esas calles, he sentido la tensión previa a un operativo y conozco la amarga sensación de perder a un compañero. La teoría en un escritorio nunca se equipara a la complejidad del terreno.

La vocera de Seguridad Pública del Estado, Verona Hernández Valenzuela, confirmó lo que muchos en el sector ya temíamos: el fallecido era un efectivo activo de la Guardia Nacional. La causa: un impacto de bala en el tórax. En mi experiencia, pocas heridas son tan críticas y letales, incluso con un traslado inmediato, como lo fue en este caso hacia el ISSSTE. La velocidad es crucial, pero a veces, ni eso es suficiente. Esto ahora está en manos de las autoridades judiciales federales, un proceso que, por desgracia, he tenido que seguir demasiadas veces.

Lo que muchos no entienden desde fuera es la naturaleza impredecible de estos eventos. El operativo comenzó como un patrullaje de rutina en la colonia Los Huizaches, una actividad aparentemente cotidiana. Pero en nuestro oficio, la normalidad es una ilusión. La detección de una vivienda funcionando como minicasino clandestino con sujetos armados en la entrada es la clase de scenario que cambia todo en un segundo. El acercamiento fue recibido con fuego intenso, forzando una respuesta. He aprendido que estos lugares de juego ilegal rara vez son solo eso; suelen ser fachadas para actividades mucho más oscuras y puntos de conflicto entre grupos delictivos.

El agente caído, José Ramón “N”, de apenas 30 años, representa la juventud y el compromiso que tantas veces damos por hecho. La detención de un civil durante el enfrentamiento añade una capa más de complejidad a la investigación. ¿Era parte de los agresores? ¿Un espectador? Las apariencias, como me ha enseñado la experiencia, pueden ser engañosas. Las autoridades acordonaron la zona, un protocolo estándar pero vital para preservar evidencias y asegurar la escena, aunque el caos inicial siempre deja cabos sueltos.

Esta tragedia subraya una verdad incómoda: la lucha por la seguridad es una guerra de desgaste, librada en colonias y calles, donde el valor de nuestros elementos se enfrenta diariamente a la brutalidad del crimen. Mi más sentido pésame a la familia, amigos y compañeros de José Ramón. Su sacrificio no será olvidado.