Exalcalde panista detenido por agresión a mujeres durante desalojo

MONTERREY, NL.— La detención de Pablo Salas Aguirre, exalcalde de General Cepeda, marca un punto crítico en una escalada de violencia que recuerda los abusos de poder que he documentado por años en zonas rurales. Los hechos ocurrieron este jueves cuando, según testigos, Salas y su hermano Juan —ambos exmandatarios panistas— intentaron ejecutar un desalojo sin acompañamiento policial, violando protocolos básicos que cualquier funcionario con experiencia conoce.

En mis años cubriendo conflictos agrarios, he visto cómo la ausencia de autoridades judiciales en estos operativos deriva en tragedias. Los videos virales muestran el momento en que Lorena Téllez cae al suelo durante el forcejeo, un patrón que se repite cuando se prioriza la fuerza sobre el diálogo. Los hermanos abandonaron el lugar, pero las piedras lanzadas contra la vivienda —un acto de intimidación clásico en disputas territoriales— sellaron su responsabilidad.

La detención de Pablo Salas, con evidentes lesiones, y la fuga de su hermano —quien según el regidor Óscar Reyna sufrió un infarto— reflejan la improvisación de quienes olvidan que el cargo público no otorga impunidad. La exigencia de intervención gubernamental por parte de aliados políticos, sin mencionar a las mujeres agredidas, confirma una lección dura: en estos casos, las víctimas suelen ser invisibilizadas hasta que las redes sociales las devuelven al foco.

Este caso, más allá de lo jurídico, expone cómo ciertos exfuncionarios operan como si las instituciones fueran extensiones de su voluntad personal. La verdadera prueba para Coahuila será si este arresto marca un precedente o queda como otro episodio en la larga historia de tensiones no resueltas.