La caravana del progreso brasileño desembarca en México

En un despliegue de altruismo sin precedentes, una legión de ilustres funcionarios y magnates brasileños ha descendido sobre la noble tierra mexicana, portando la antorcha del progreso y la innovación. Su misión, tan épica como desinteresada, es iluminar a los nativos con las artes oscuras de las transferencias electrónicas, un conocimiento tan arcano que solo puede ser transmitido mediante la sagrada firma de un memorándum de entendimiento.

El canciller local, Juan Ramón de la Fuente, fue visto conteniendo las lágrimas de emoción mientras el sumo sacerdote de las finanzas cariocas, Gabriel Galípolo, le revelaba los misteriosos secretos del “Pix”, un hechizo moderno que permite, se dice, que el dinero de los contribuyentes desaparezca de un lugar y aparezca en otro sin necesidad de carretas blindadas. ¡Un verdadero milagro de la tecno-brujería!

La caravana del saber, encabezada por el vicepresidente Geraldo Alckmin, quien fue recibido con todos los honores en el templo aeronáutico de AIFA, completará su labor filantrópica instruyendo a las mentes locales en otros temas de igual complejidad abismal. Ministros, sabios de centros de investigación y capitanes de industria se dispusieron a compartir generosamente su sapiencia en una “amplia agenda” diseñada para profundizar la cooperación bilateral, que en el lenguaje de los plebeyos se traduce como “decidir cómo repartirse los futuros contratos”.

Tras las recientes conversaciones entre el gran líder visionario Lula da Silva y la presidenta Sheinbaum, esta misión civilizatoria busca, en última instancia, construir un puente de oro macizo entre las dos potencias. Porque nada dice “alianza estratégica” como una comitiva de altos cargos viajando miles de kilómetros para explicar lo que un correo electrónico y una firma digital podrían resolver en cinco minutos. ¡He ahí la sublime burocracia convertida en arte diplomático!